domingo, 7 de febrero de 2010

Coherencia de vida

 
 

Aníbal Cuevas

La felicidad de andar por casa

Todas las personas, y especialmente los adolescentes, son muy sensible a la coherencia. Se rebelan ante quienes dicen una cosa y hacen la contraria; no soportan la hipocresía. Si somos capaces de ver cuál es el camino de la verdadera felicidad y ponemos el esfuerzo y la voluntad en seguirlo estaremos iniciando el camino para recuperar la autoridad.

        Cuando un hijo ve a su padre luchando por ser mejor persona, ese padre aumenta en prestigio y, por tanto, en autoridad ante su hijo. Por otro lado, esa lucha aumenta la autoestima del padre lo cual le anima a seguir luchando. Serán numerosas las veces en las que fallemos o nos equivoquemos pero también serán ocasiones para pedir perdón, lo cual nos unirá más a nuestros hijos.

        No dejemos que esta sociedad utilitarista nos encierre en el armario. Hoy, más que nunca, hacen falta padres que defiendan a su familia con uñas y dientes. Hace falta defender a nuestras familias en la calle pero, sobre todo, en el hogar.

        Lo fundamental no son los roles sino las personas, por eso cambiar pañales, bañar niños o coser calcetines no es la solución profunda, sí lo es la lucha cotidiana por ser mejor persona y transmitirlo a los hijos. Que sientan que lo más importante de nuestra vida son ellos, y que se lo demostremos. La consecuencia de ser mejores supondrá estar pendientes de los demás, de su felicidad, darse totalmente y como consecuencia hacer todo aquello que haga falta en casa, pero sin cuotas e imposiciones ideológicas o políticas.

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