viernes, 26 de febrero de 2010

«SI SIEMPRE ME CONFIESO DE LO MISMO...»


 

Cómo desmontar las 14 excusas más habituales para no confesarse


 

«Me confieso directamente con Dios»; «no sirve de nada, siempre vuelvo a caer»; «me da vergüenza»... son solo algunas de ls excusas más frecuentes para no confesarse. Tienen respuesta y solución.


 

Actualizado 22 febrero 2010

 Eduardo Volpacchio/La Senda

  
 

Cuando se trata de acercarse al sacramento de la confesión es muy común escuchar algunos de los siguientes «motivos» para justificar su inutilidad o su inconveniencia. Estos son los 14 más habituales: 

 
 

1 ¿Quién es el señor cura para perdonar los pecados?

Sólo Dios puede perdonarlos Sabemos que el Señor les dio ese poder a los Apóstoles; además, ese argumento lo he leído antes… precisamente en el Evangelio: lo decían los fariseos, indignados, cuando Jesús perdonaba los pecados… (consúltese Mt 9, 1-8).

 
 

2 Yo me confieso directamente con Dios, sin intermediarios

Genial … pero hay algunos «peros» que se tienen que considerar… ¿Cómo sabes que Dios acepta tu arrepentimiento y te perdona? ¿Escuchas alguna voz celestial que te lo confirma?

 
 

¿Cómo sabes que estás en condiciones de ser perdonado? Te darás cuenta de que la cosa no es tan sencilla… Una persona que roba un banco y se niega a devolver el dinero, por más que se confiese directamente con Dios o con un sacerdote, si no tiene intención de reparar el daño hecho -en este caso, devolver el dinero-, no puede ser perdonada… porque ella misma no quiere «deshacerse» del pecado.

 
 

Por otro lado, este argumento no es nuevo: hace casi 1600 años, San Agustín replicaba a quien argumentaba del mismo modo: «Nadie piense: yo obro privadamente, de cara a Dios… ¿Es que sin motivo el Señor dijo: "Lo que atareis en la tierra, será atado en el Cielo"? ¿Acaso les fueron dadas a la Iglesia las llaves del Reino de los Cielos sin necesidad? Al proceder así, frustramos el Evangelio de Dios, hacemos inútil la palabra de Cristo».

 
 

3 ¿Por qué le voy a decir mis pecados a un hombre como yo?

Porque ese hombre no es un hombre cualquiera: tiene el poder especial para perdonar los pecados (el Sacramento del Orden). Esa es la razón por la que tienes que acudir a él.

 
 

4 ¿Por qué le voy a decir mis pecados a un hombre que es tan pecador como yo? 

El problema no radica en la «cantidad» de pecados: si es menos, igual o más pecador que tú…. No vas a confesarte porque sea santo e inmaculado, sino porque te puede dar la absolución, un poder que tiene por el Sacramento del Orden, y no por su bondad. Es una suerte -en realidad, una disposición de la sabiduría divina- que el poder de perdonar los pecados no dependa de la calidad personal del sacerdote, cosa que sería terrible, ya que uno nunca sabría quién sería suficientemente santo como para perdonar. Además, el hecho de que sea un hombre y que como tal tenga pecados, facilita la confesión: precisamente porque sabe en carne propia lo que es ser débil, te puede entender mejor.

 
 

5 Me da vergüenza

Es lógico, pero hay que superarla. Hay un hecho comprobado universalmente: cuanto más te cueste decir algo, tanto mayor será la paz interior que consigas después de decirlo. Y cuesta, precisamente, porque te confiesas poco; en cuanto lo hagas con frecuencia, verás como superarás esa vergüenza.

 
 

Asimismo, no creas que eres tan original…. Lo que vas a decir, el sacerdote ya lo ha escuchado miles de veces. A estas alturas de la historia, es difícil creer que puedas inventar pecados nuevos.

 
 

Por último, no te olvides de lo que nos enseñó un gran santo: el Diablo quita la vergüenza para pecar, y la devuelve aumentada para pedir perdón. No caigas en su trampa.

 
 

6 Siempre me confieso de lo mismo 

Eso no es problema. Hay que confesar los pecados que uno ha cometido, y es bastante lógico que nuestros defectos sean siempre más o menos los mismos. Sería terrible ir cambiando constantemente de defectos; además, cuando te bañas o lavas la ropa, no esperas que aparezcan manchas nuevas, que nunca antes habías tenido; la suciedad es más o menos siempre del mismo tipo. Para desear estar limpio basta con querer remover la mugre… independientemente de cuán original u ordinaria sea.

 
 

7 Siempre confieso los mismos pecados 

No es verdad que sean siempre los mismos pecados: son diferentes, aunque sean de la misma especie. Si yo insulto a mi madre diez veces, no se trata del mismo insulto, cada vez es uno distinto; así como no es lo mismo matar a una persona que a diez: si asesiné a diez no es el mismo pecado, sino diez asesinatos distintos. Los pecados anteriores ya me han sido perdonados, ahora necesito el perdón de los «nuevos», es decir, de los cometidos desde la última confesión.

 
 

8 Confesarme no sirve de nada, sigo cometiendo los pecados que confieso 

El desánimo puede hacer que pienses: «es lo mismo si me confieso o no, total, nada cambia, todo sigue igual». No es verdad. El hecho de que uno se ensucie, no hace concluir que es inútil bañarse. Alguien que se baña todos los días, se ensucia igual todos los días. Pero gracias a que se baña, no va acumulando mugre, y puede lucir limpio. Lo mismo pasa con la confesión. Si hay lucha, aunque uno caiga, el hecho de ir sacándose de encima los pecados hace que sea mejor. Es mejor pedir perdón, que no pedirlo. Pedirlo nos hace mejores.

 
 

9 Sé que voy a volver a pecar, lo que muestra que no estoy arrepentido 

Depende… Lo único que Dios me pide es que esté arrepentido del pecado cometido y que ahora, en este momento, esté dispuesto a luchar por no volver a cometerlo. Nadie pide que empeñemos el futuro que ignoramos. ¿Qué va a pasar en quince días? No lo sé. Se me pide que tenga la decisión sincera, de verdad, ahora, de rechazar el pecado. El futuro hay que dejarlo en las manos de Dios.

 
 

10 ¿Y si el confesor piensa mal de mí?

El sacerdote está para perdonar. Si pensara mal, sería un problema suyo del que tendría que confesarse. De hecho, siempre tiende a pensar bien: valora tu fe (sabe que si estás ahí contando tus pecados, no es por él, sino porque crees que él representa a Dios), tu sinceridad, tus ganas de mejorar, etcétera.

 
 

Supongo que te darás cuenta de que sentarse a escuchar pecados, gratuitamente -sin ganar un peso-, durante horas, si no se hace por amor a las almas, no se hace. De ahí que, si te dedica tiempo, te escucha con atención, es porque quiere ayudarte y le importas. Aunque no te conozca te valora lo suficiente como para querer ayudarte a ir al Cielo.

 
 

11 ¿Y si el sacerdote después le cuenta a alguien mis pecados?

No te preocupes por eso. La Iglesia cuida tanto este asunto que aplica la pena más grande que existe en el Derecho Canónico -la excomunión- al sacerdote que se atreviera a decir algo que conoce por la confesión. De hecho hay mártires por el sigilo sacramental: sacerdotes que han muerto por no revelar el contenido de la confesión.

 
 

12 Me da pereza

Puede ser toda la verdad que quieras, pero no creo que sea un obstáculo verdadero, puesto que es bastante fácil de superar. Es como si uno dijese que hace un año que no se baña porque le da pereza…

 
 

13 No tengo tiempo

No creo que te creas que en los últimos meses no hayas tenido disponibles diez minutos para confesarte. ¿Te animarías a comparar cuántas horas de televisión has visto en ese tiempo? Multiplica el número de horas diarias que ves por el número de días.

 
 

14 No encuentro un padre 

Los sacerdotes no son una raza en extinción, hay miles de ellos. En el último de los casos, en la sección amarilla busca el teléfono de tu parroquia; si ignoras el nombre, busca por la diócesis, así será más sencillo. De este modo podrás saber, en tres minutos como máximo, el nombre de un padre con el que te puedes confesar, e incluso concertar una cita para que no tengas que esperar.


 


 

Cortesía de Alejo Fernández

Mérida (España), 22 de febrero de 2010

Alejo Fernández Pérez

Alejo1926@gmail.com

En el centro de la pasión humana

José Luis Restán24/02/2010

En su magisterio acuciante y espléndido, prodigado a manos llenas estos días, Benedicto XVI ha insistido en dos ideas convergentes que llaman especialmente la atención: la maternidad de la Iglesia y la compasión como dimensión esencial del sacerdote. Son claves esenciales para dar su forma justa a la respuesta que el momento histórico presente demanda de la Iglesia.

 
 


En la homilía de Nuestra Señora de Lourdes comienza mi sorpresa. Allí el Papa habla del Magníficat explicando que "no es el cántico de aquellos a quienes sonríe la fortuna, que tienen siempre el viento en popa; es más bien la acción de gracias de quien conoce los dramas de la vida, pero confía en la obra redentora de Dios. Es un canto que expresa la fe probada de generaciones de hombres y mujeres que han puesto en Dios su esperanza y se han comprometido en primera persona, como María, en ser de ayuda a los hermanos en necesidad". La Iglesia, podríamos decir, es esta sucesión de generaciones de hombres y mujeres que han probado la fe, que han verificado su capacidad de generar y sostener lo humano incluso en medio de las dificultades y derrotas de la vida. Una fe que genera un vínculo de ayuda, una comunidad más fuerte y permanente que la que establecen los vínculos de la carne y de la sangre.

Pero hay un segundo momento aún más conmovedor: "la Iglesia, como María, guarda dentro de sí los dramas del hombre y el consuelo de Dios, los tiene juntos, a lo largo de su peregrinación en la historia". Así pues, la Iglesia, para ser ella misma, debe conservar siempre unidos en un permanente diálogo el drama del hombre y la respuesta de Dios. Fue el propio cardenal Ratzinger quien diagnosticó que la crisis de la predicación cristiana depende en buena medida de que las respuestas de la fe (aun siendo correctas) dejaron a un lado las preguntas de los hombres, resultando así ineficaces. Qué extraordinario valor tiene este apunte para dar forma hoy a la evangelización, a la presencia católica en la ciudad secular, para desarrollar ese diálogo con los no creyentes al que el Papa nos reclama con insistencia. Pero también para la educación en la fe de las propias comunidades cristianas, en la que es decisivo mostrar cómo la fe responde al drama del corazón humano en todas sus facetas.

Los cristianos no somos gente perfectamente puesta en orden, subida en su torre de marfil desde cuya altura disecciona con suficiencia las penalidades y miserias del mundo. Nuestros pies se hunden en el barro de la tierra, nuestro corazón sangra y anhela como el de todos, y nuestra libertad experimenta debilidad y cansancio en la prosecución fatigosa del bien. No somos la cofradía de los que les va viento en popa, sino la comunidad de los que por pura gracia han encontrado a Jesucristo presente, y por eso experimentan ya en medio de muchos tumultos y derrotas su compañía que nos libera del mal y sostiene nuestra esperanza. De aquí nace una mirada hacia el mundo como la de Jesús cuando lloró ante Jerusalén: ¡si conocieras el don de Dios!

 
 

En una sociedad crecientemente alejada de la tradición cristiana que ha forjado nuestra historia, en un mundo confuso y atribulado en el que tantos buscan desesperadamente respuestas por caminos oscuros y sin salida, los cristianos debemos aprender esa mirada de Jesús, debemos tener siempre viva esa chispa que conecta la herida del corazón con la presencia del Resucitado en medio de su Iglesia. Y esto me permite traer a colación la Lectio divina pronunciada por Benedicto XVI ante todos los párrocos de Roma al hilo de una lectura de la Carta a los Hebreos, en el fragmento en que dice que el sacerdote "debe ser uno con compasión hacia quienes están en la ignorancia y el error, estando él mismo revestido de debilidad". Y el Papa añade que "un elemento esencial de nuestro ser hombres es la compasión, es el sufrir con los otros... la verdadera humanidad es participar realmente en el sufrimiento del ser humano, ser un hombre de compasión, o sea, estar en el centro de la pasión humana, llevar con los otros sus sufrimientos, las tentaciones de nuestro tiempo". Es cierto que el Papa habla aquí a los sacerdotes y de los sacerdotes, pero no creo abusar si digo que señala una dimensión esencial de todo cristiano.             

Nada tiene que ver esta compasión tan hondamente descrita con el relativismo o el sentimentalismo, sino con el amor que remueve las entrañas del propio Creador del universo frente a la peripecia del hombre, ese amor cuya única medida exacta es Jesús, el Verbo encarnado, clavado en una cruz. Los cristianos nacemos de ese gesto, y por eso no podemos retirarnos a nuestra ciudadela sino que debemos estar inmersos en la pasión de este mundo (en la soledad, el desconsuelo, la ignorancia de Dios, la rebeldía frente a su designio) para llevarlo hasta Él. Claro que el Papa advierte que esto sólo será posible si mantenemos el corazón fijo en Dios a través de la pertenencia obediente y sencilla a su Iglesia, pero conmueve el apremio que dirige en primer lugar a sus sacerdotes para que no se queden en el umbral, sino que entren de lleno en el pantano de la pasión de nuestro tiempo. Hace falta coraje, inteligencia, pero sobre todo un amor humilde y lleno de gratitud por lo que nos ha sucedido

TRIUNFÓ LA VIDA!!!

Comodoro Rivadavia, Argentina

En un fallo memorable la Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia rechazó el pedido de aborto.
Los jueces afirmaron que, tal como reconoce la legislación vigente, el derecho a la vida es el primer derecho humano y que el art. 86 de Código Penal es inconstitucional.

Por Mónica del Río

La Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia confirmó la sentencia de la jueza de Familia Verónica Daniela Robert y rechazó nuevamente el pedido de aborto que había hecho la madre de la adolescente de 15 años embarazada tras una violación (Vid Notividas: 651, 652, 653, 654, 655, 656, 658 y 660). La joven, que lleva 17 semanas de gestación, habría sido violada por el concubino de su madre. Las vejaciones y violaciones se habrían estado produciendo desde que tenía 11 años.

Los jueces de cámara Julio Alexandre y Fernando Nahuelanca consideraron que al autorizar el aborto se violaría irremediablemente el derecho a la vida de la persona por nacer.

Alexandre sostuvo que la legislación vigente garantiza el derecho a la vida y que el art. 86 del Código Penal que contiene dos excusas absolutorias para los casos de aborto es inconstitucional. De todos modos, el Código Penal exige para que operen las excusas absolutorias, que el peligro para la vida o la salud de la madre "no pueda ser evitado por otros medios" y no se ha probado en el expediente, afirmó el camarista, que el daño psíquico alegado para pedir el aborto no "pueda ser mitigado por otros medios".

En el mismo sentido se expidió el Juez Nahuelanca que recordó que el art. 18 de la Constitución provincial garantiza el derecho "a la vida desde su concepción".

El tercer miembro del Tribunal, la camarista Nélida Susana Melero votó en disidencia. La sentencia podría ser apelada ante el Superior Tribunal de Justicia de Chubut.

Hoy triunfó la Vida

Y el triunfo de la Vida es el triunfo de todos: de los que rezaron, de los magistrados actuantes, de los que están dispuestos a adoptar el bebé, de los que ofrecieron ayuda para la joven madre y su familia, de los que emitieron comunicados, de los que escribieron cartas de lectores, de los que mandaron mails, de los que informaron, de los que replicaron las noticias en sus medios, de los que las multiplicaron en las redes sociales. Es el triunfo de la militancia provida pero es también el triunfo de la sociedad en su conjunto porque –lo sepamos o no, lo busquemos o no- hoy hemos preservado la base de la convivencia humana: el derecho a la vida

Felicite a los magistrados

Para felicitar a los jueces que preservaron la salud de la joven madre y salvaguardaron la vida del hijo (la Jueza de familia Verónica Robert y los camaristas Julio Alexandre y Fernando Nahuelanca) pulse aquí

 


 

O ingrese en

http://www.notivida.org/emails/AlertaAbortoComodoro2.html

miércoles, 24 de febrero de 2010

COMUNICADO DEL OBISPADO DE COMODORO RIVADAVIA

Comodoro Rivadavia, Argentina

A raíz de la delicada y grave situación planteada por la solicitud de un aborto para una joven violada en la ciudad de Comodoro Rivadavia (Vid Notividas Nº 651 al 656), la Comunidad Diocesana, encabezada por su Administrador Apostólico, Mons Virginio D. Bressanelli scj, difundió un comunicado.

La Diócesis ofrece su "acompañamiento cálido y comprensivo para la joven violada y su familia" en este momento "de dolor profundo". Están dispuestos a "acompañar a la familia a lo largo del embarazo, nacimiento y ulterior acogida en su hogar natural o también, como alternativa posible, le ofrece el amor de muchas otras familias dispuestas a adoptar la criatura".

Señalan que la dignidad de la persona humana "no depende de ninguna variable de evolución, de condición o de circunstancias en que llegó a la vida" y que "el aborto constituye un grave atentado a la vida humana, por el que se condena a muerte a quien no es culpable de nada". "La muerte del niño por nacer -afirman- nunca resuelve el problema inicial, en este caso la violación. Lo único que se logra es sumar otro hecho doloroso".

Manifiestan su preocupación porque "organismos y entidades que se constituyen para luchar en contra de la discriminación" niegan derechos fundamentales. Cuestionan la actuación del INADI mientras que apoyan al Comité de Bioética del Hospital Regional y a la Jueza de Familia Nº 3 de Comodoro Rivadavia, Dra. Verónica Daniela Robert que rechazó el pedido de aborto.

A continuación el texto completo del comunicado de la Diócesis de Comodoro Rivadavia:

LA VIDA SIEMPRE ES UN DON

-         Como padre y pastor de la grey católica de este lugar quisiera ofrecer mis reflexiones a los fieles, a las personas de buena voluntad y a toda la sociedad, en torno a la delicada y grave situación planteada ante la solicitud de práctica de aborto para una joven violada en la ciudad de Comodoro Rivadavia

-         En primer lugar quiero expresar mi acompañamiento cálido y comprensivo para la joven y su familia que viven un momento de dolor profundo y desesperante.

-         Tan delicada situación requiere una adecuada respuesta de la sociedad para evitar que las decisiones en contexto de desesperación, provoquen daños aún mayores.

-         La vida humana es un don precioso que comienza en el momento de la fecundación, tal como lo reconoce la ciencia médica y la legislación vigente. Allí comienza un nuevo ser con características e identidad genética propias, que es por tanto, sujeto de derechos.

-         Sus derechos y su dignidad no dependen de ninguna variable de evolución, de condición o de circunstancias en que llegó a la vida.

-         De esta forma queda claro que el aborto constituye un grave atentado a la vida humana, por el que se condena a muerte a quien no es culpable de nada. La condición de inocencia de la persona por nacer, muestra a las claras el desenfoque en el que se incurre: la muerte del niño por nacer nunca resuelve el problema inicial, en este caso la violación. Lo único que se logra es sumar otro hecho doloroso.

-         Esta percepción del valor de la vida humana pertenece a la identidad cultural de nuestro pueblo. En efecto, nuestro pueblo valora la vida y la defiende, y sólo llega a plantearse el aborto acosado por la desesperación. Desde nuestra experiencia pastoral podemos constatar las traumáticas consecuencias que se desencadenan en la conciencia de las personas que han recurrido al aborto.

-         Por eso nos preocupa que organismos y entidades que se constituyen para luchar en contra de la discriminación y a favor de la igualdad de derechos, pretendan que se alcancen dichos objetivos negando un derecho tan fundamental.

-         Nos preocupa que se pretenda instalar en la sociedad la grave contradicción conceptual que considera el aborto como un derecho, cuando en realidad es exactamente lo contrario: la negación a alguien del derecho fundamental a la vida.

-         El país ha sufrido mucho por el imperio de la muerte, como fácil solución de problemas emergentes. Hoy padecemos sus consecuencias. Darle cabida al aborto sería ahondar la herida de nuestra Nación, y agravar su enfermedad. El Estado, desde todas sus instituciones debe ser el garante de la vida, los derechos y la felicidad de todos.

-         Por esta razón nos preocupa además que trate de negarse la consideración religiosa y espiritual que merece el caso, como lo hizo la representante de INADI en Chubut, argumentando que somos un estado laico. Las convicciones religiosas de la familia implicada en esta dolorosa situación no pueden ser ignoradas ya que también constituyen un derecho de las personas.

-         Esta familia es creyente, hija de la Iglesia, cree en Jesucristo que es Dios de la vida y del amor. El, desde el misterio de la cruz y de la resurrección, toma parte en su sufrimiento y en esta terrible noche oscura por la que esta familia atraviesa. El le ofrece la fuerza para acoger con valentía el don de la vida inocente a pesar de las circunstancias en las que se gestó.

-         La Iglesia se compromete a acompañar a la familia a lo largo del embarazo, nacimiento y ulterior acogida en su hogar natural o también, como alternativa posible, le ofrece el amor de muchas otras familias dispuestas a adoptar la criatura.

-         Sentimos el deber de felicitar y sostener al Comité de Bioética del Hospital Regional y a la Jueza de Familia Nº 3 de Comodoro Rivadavia, Dra. Verónica Daniela Robert que, asumiendo su recomendación, se posicionó en defensa de la vida rechazando el pedido de aborto.

-         Valoramos asimismo a los Medios (Diario "Crónica", entre ellos) por su servicio no sólo de informar, sino de ampliar oportunamente los horizontes del debate de un tema tan delicado.

-         La vida es un don. Su acogida es fuente de bendición para las personas y las sociedades. En este caso particular puede serlo para la comunidad de Comodoro Rivadavia, que proyecta su futuro con esperanza.


 

Comodoro Rivadavia, 23 de febrero de 2010.

Día del nacimiento de nuestra ciudad.


 

+ P. Virginio D. Bressanelli scj

Administrador Apostólico y

Comunidad Diocesana de Comodoro Rivadavia

lunes, 22 de febrero de 2010

Arzobispo Fulton Sheen:

En el día de mi Ordenación, tomé dos decisiones:

1. Que ofrecería la Sagrada Eucaristía todos los sábados, en honor a la Santa Madre, para implorar su protección sobre mi sacerdocio. (La Epístola a los Hebreos ordena al sacerdote ofrecer sacrificios no sólo por los demás, sino también por sí mismo, ya que sus pecados son mayores debido a la dignidad de su oficio).

2. Resolví también que todos los días pasaría una Hora Santa en presencia de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.

He mantenido ambas decisiones en el curso de mi sacerdocio. La Hora Santa se originó en una práctica que desarrollé un año antes de ser ordenado. La capilla grande del Seminario de San Pablo cerraba a las seis de la tarde; todavía había capillas privadas disponibles para devociones privadas y oraciones nocturnas. Esa tarde en particular, durante el recreo, caminé durante casi una hora, de un lado a otro, por la parte de afuera de la capilla mayor. Un pensamiento me surgió -¿Por qué no hacer una Hora Santa de adoración en presencia del Santísimo Sacramento?- Empecé al día siguiente, hoy la práctica ya lleva más de sesenta años.


 

Expondré brevemente algunas razones por las que he mantenido esta práctica, y por lo que la he fomentado en los demás.


 

Primero, la Hora Santa no es una devoción; es una participación en la obra de la Redención. En el Evangelio de san Juan, Nuestro Santísimo Señor usó las palabras ´hora´ y ´día´ en dos connotaciones totalmente diferentes. ´Día´ pertenece a Dios; la ´hora´ pertenece al maligno. Siete veces en el Evangelio de san Juan, se usa la palabra ´hora´, y en cada instancia se refiere al demonio, y a los momentos en los que Cristo ya no está en las Manos del Padre, sino en las manos de los hombres. En el huerto de Getsemaní, Nuestro Señor contrastó dos ´horas´ -una era la hora del mal ´esta es vuestra hora´- con la que Judas pudo apagar las luces del mundo. En contraste, Nuestro Señor preguntó: ´¿No pueden velar una hora Conmigo?´ En otras palabras, Él pidió una hora de reparación para combatir la hora del mal; una hora de unión víctima con la Cruz para sobreponernos al anti-amor del pecado.

En segundo lugar, la única vez que Nuestro Señor les pidió algo a sus Apóstoles, fue la noche de su agonía. No se lo pidió a todos... tal vez porque sabía que no podía contar con su fidelidad. Pero al menos esperaba que tres le fueran fieles, Pedro, Santiago y Juan. Desde ese momento, y muy seguido en la historia de la Iglesia, el mal está despierto, pero los discípulos están durmiendo. Es por eso que de Su angustiado y solitario Corazón salió el suspiro: ´¿No pueden velar tan solo una hora Conmigo?´. El no rogaba por una hora de actividad, sino por una hora de compañía.

La tercera razón por la que mantengo la Hora Santa es para crecer más y más a semejanza de Él. Como lo plantea san Pablo: ´Nos transformamos en aquello en lo que fijamos nuestra mirada´. Al contemplar el atardecer, la cara toma un resplandor dorado. Al contemplar al Señor Eucarístico una hora, transforma el corazón de un modo misterioso, así como el rostro de Moisés se transformó luego de Su compañía con Dios en la montaña. Nos pasa algo parecido a lo que les pasó a los discípulos de Emaus, el domingo de Pascua por la tarde, cuando el Señor los encontró. Él les preguntó por qué estaban tan tristes, y después de pasar algún tiempo en Su presencia, y oír nuevamente el secreto de la espiritualidad -´El Hijo del Hombre debe sufrir para entrar en Su Gloria´- el tiempo de estar con Él terminó, y sus ´corazones ardían´.

La Hora Santa. ¿Es difícil? Algunas veces parecería ser difícil; podría significar tener que sacrificar un compromiso social, o levantarse una hora más temprano, pero en el fondo nunca ha sido una carga, sólo una alegría. No quiero decir que todas las Horas Santas hayan sido edificantes como, por ejemplo, aquella en la Iglesia de San Roch en París. Entré en la Iglesia alrededor de las tres de la tarde, sabiendo que tenía que tomar un tren a Lourdes dos horas más tarde. Sólo hay unos diez días al año en los que puedo dormir durante el día; y este era uno de esos. Me arrodillé, y recé una oración de adoración, y luego me senté a meditar e inmediatamente me quedé dormido. Al despertar le dije al Buen Señor:´¿Habré hecho una Hora Santa?´ Pensé que Su ángel me decía: ´Bueno, esa es la forma en la que los Apóstoles hicieron su primera Hora Santa en el huerto de Getsemaní, pero no lo hagas otra vez´.

Una Hora Santa difícil que recuerdo fue cuando tomé un tren de Jerusalén a El Cairo. El tren partió a las cuatro de la mañana; eso significó levantarse muy temprano. En otra ocasión en Chicago, una tarde a las siete, le pedí permiso al párroco para entrar a su iglesia para hacer una Hora Santa, ya que la iglesia estaba cerrada. Más tarde él se olvidó de que me había dejado entrar, y me pasé alrededor de dos horas tratando de encontrar una manera de escapar. Finalmente salté por una pequeña ventana y aterricé en la carbonera. Esto asustó al casero, que vino en mi auxilio.

Al principio de mi sacerdocio hacía la Hora Santa durante el día o a la tarde. Al acumularse los años, me volví más ocupado, y hacía la Hora temprano a la mañana, generalmente antes de la Santa Misa. Los sacerdotes, como todas las personas, se dividen en dos clases: gallos y búhos. Algunos trabajan mejor por la mañana, otros durante la noche.

El objetivo de la Hora Santa es fomentar un encuentro personal y profundo con Jesucristo. El santo y glorioso Dios nos invita constantemente a acercarnos a Él, conversar con Él, para pedirle las cosas que necesitamos y para experimentar la bendición de la amistad con Él. Cuando recién nos ordenamos, es fácil darnos por entero a Cristo, porque el Señor nos llena entonces de dulzura, de la misma manera en que una madre le da un caramelo a su bebe para animar su primer paso. El entusiasmo, sin embargo, no dura mucho; rápidamente aprendemos el costo del apostolado, que significa dejar redes y barcos, y contar mesas. La luna de miel termina pronto, como también el engreimiento de oír por primera vez aquel estimulante título de ´Padre´.

El amor sensible o amor humano disminuye con el tiempo, pero el Amor Divino no. El primero concierne al cuerpo, que responde cada vez menos a los estímulos, pero en el orden de la gracia, la respuesta de lo Divino, a lo pequeño, los actos humanos de amor se intensifican.

Ni el conocimiento teológico, ni la acción social sola, son suficientes para mantenernos en amor con Jesucristo, a menos que ambos estén precedidos por un encuentro personal con Él.

Moisés vio la zarza ardiendo en el desierto que no se alimentaba de ningún combustible. La llama, sin alimentarse de nada visible, continuaba existiendo sin destruir la madera. Una dedicación tan personal a Cristo no deforma ninguno de nuestros dones naturales, disposiciones o carácter; sólo renueva sin matar. Como la madera se transforma en fuego, y el fuego perdura, así nos transformamos en Cristo y Cristo perdura.

He descubierto que lleva algún tiempo enfervorizarse rezando. Esta ha sido una de las ventajas de la Hora diaria. No es tan corta como para no permitir al alma abismarse, y sacudirse las múltiples distracciones del mundo. Sentarse ante Su Presencia es como exponer el cuerpo al sol para absorber sus rayos. El silencio en la Hora es como un tête-à-tête con el Señor. En esos momentos, uno no saca tanto oraciones escritas, sino que escucha más. No decimos: ´Oye, Señor, porque Tu siervo habla´, sino ´Habla, Señor, que Tu siervo escucha´.

He buscado muchas veces una manera de explicar el hecho de que nosotros los sacerdotes debemos conocer más a Jesucristo, que más sobre Jesucristo. Muchas traducciones de la Biblia usan la palabra ´conocer´ para indicar la unión carnal de dos-en-uno. Por ejemplo: ´Salomón no la conocía´, lo que significaba que no había tenido relaciones carnales con ella. La Santa Madre le dijo al Ángel en la Anunciación:´No conozco ningún hombre.´ San Pablo exhorta a los maridos a poseer a sus mujeres en ´conocimiento´. La palabra ´conocer´ aquí indica unidad carnal de dos-en-uno. La cercanía de esa identidad proviene de la cercanía de la mente con cualquier objeto que conozca. Ningún cuchillo podría separar mi mente de la idea que ella tiene de una manzana. La unión extática de marido y mujer descrita como ´conocimiento´ debe ser el fundamento de ese Amor por el cual el sacerdote ama a Cristo.

Intimidad es... apertura sin reservas, que no guarda ningún secreto, y revela el corazón abierto a Cristo. Demasiadas veces los amigos son sólo "dos barcos que pasan en la noche". El amor carnal, a pesar de que parece íntimo, a menudo puede ser un intercambio de egoísmos. El ego se proyecta en la otra persona, y lo que se ama no es la otra persona, sino el placer que la otra persona brinda. He notado a lo largo de mi vida que cuando yo retrocedía ante las demandas que el encuentro me había impuesto, me volvía más ocupado, y más preocupado con actividades. Esto me daba una excusa para decir: ´No tengo tiempo´, como un marido que puede absorberse en el trabajo, y olvidarse del amor de su mujer.

Es imposible para mí explicar lo útil que fue la Hora Santa para preservar mi vocación. La Escritura brinda una considerable evidencia para probar que un sacerdote comienza a fallar en su sacerdocio cuando falla en el amor a la Eucaristía. Demasiado seguido se asume que Judas cayó porque amaba el dinero. La avaricia es rara vez el principio del error, y la caída de un embajador. La historia de la Iglesia prueba que hay muchos con dinero que se han quedado en ella. El principio de la caída de Judas, y el fin de Judas, ambos giran en torno a la Eucaristía. La primera vez que se menciona que Nuestro Señor sabía quién era el que lo iba a traicionar, es al final del capítulo seis de san Juan, que es la anunciación de la Eucaristía. La caída de Judas llegó la noche que Nuestro Señor instituyó la Eucaristía, la noche de la Ultima Cena.

La Eucaristía es tan esencial para nuestra unión con Cristo, que ni bien Nuestro Señor la anunció en el Evangelio, comenzó a ser la prueba de fidelidad de Sus seguidores. Primero, perdió las masas, porque era muy duro en sus palabras, y ya no lo siguieron. En segundo lugar, perdió algunos de sus discípulos: ´Ellos ya no caminaron más con Él´. Tercero, dividió su grupo de apóstoles, ya que aquí, Judas es anunciado como el traidor.

Por lo tanto, la Hora Santa, más allá de sus beneficios espirituales, previno mis pies de deambular muy lejos. Estar atado a un Sagrario, la propia soga no es tan larga para encontrar otras pasturas. Esa tenue lámpara del tabernáculo, aunque pálida y difusa, tiene una misteriosa luminosidad para oscurecer el brillo de ´las luces brillantes´. La Hora Santa se volvió como un tanque de oxígeno para revivir el soplo del Espíritu Santo en el medio de la sucia y hedionda atmósfera del mundo. Aún cuando parecía tan poco provechoso, y carente de intimidad espiritual, todavía tenía la sensación de ser al menos como un perro en la puerta de su amo, listo en caso de que me llamase.

La Hora, también, se volvió un magisterio, y una maestra, ya que aunque antes de amar a alguien debemos conocer a esa persona, sin embargo, después sabemos, que es el Amor el que aumenta el conocimiento. Las convicciones teológicas no sólo se obtienen de las dos coberturas de un libro formal, sino de dos rodillas sobre un reclinatorio ante un Sagrario.

Finalmente, haciendo una Hora Santa cada día constituía para mí un área de la vida en la que podía predicar lo que practicaba. Muy pocas veces en mi vida prediqué ayunar en una manera muy rigurosa, ya que siempre el ayuno me pareció extremadamente difícil; pero podía pedirle a otros que hagan la Hora Santa, porque yo lo hacía.

Algunas veces me hubiera gustado haber llevado un registro de las miles de cartas que he recibido de sacerdotes y laicos contándome cómo había sido la práctica de la Hora Santa. Cada retiro para sacerdotes que predicaba tenía la Hora Santa como resolución práctica. Demasiadas veces los retiros son como las conferencias sobre salud. Hay un acuerdo general sobre la necesidad de salud, pero falta una recomendación específica sobre cómo ser saludable. La Hora Santa se transformó en un desafío para los sacerdotes del retiro, y después cuando los videos de mis retiros estaban disponibles para los laicos, era edificante leer sobre los que respondían a la gracia, cumpliendo una hora diaria frente al Señor. Un monseñor, por debilidad ante el alcohol, y el consecuente escándalo, se le ordena dejar su parroquia, y fue puesto a prueba en otra diócesis, de donde vino a mi retiro. Respondiendo a la Gracia de Dios, dejó el alcohol, fue restituido efectivamente en su sacerdocio, siguió haciendo la Hora Santa todos los días, y murió en Presencia del Santísimo Sacramento.

Como ejemplo de la gran amplitud de efectos de la Hora Santa, una vez recibí una carta de un sacerdote en Inglaterra que decía, son sus propias palabras:"Dejé el sacerdocio, y caí en un estado de degradación." Un sacerdote amigo lo invitó a oír el cassette sobre la Hora Santa de un retiro que había predicado. Respondiendo a la Gracia, fue restituido nuevamente al sacerdocio, y se le confió el cuidado de una parroquia. La Divina Misericordia produjo en él, un cambio, y recibí esta carta:

´La semana pasada tuvimos nuestra Solemne Exposición anual del Santísimo Sacramento. Animé a bastantes personas a venir y velar todo el día, y todos los días, y así no teníamos que reservar el Santísimo Sacramento por la falta de personas para velar. La última tarde, organicé una procesión con los Primeros Comulgantes, tirando pétalos de rosas delante del Señor. Los hombres de la parroquia formaron una Guardia de Honor. El resultado fue sorprendente: había más de 250 personas presentes para la procesión fina, y la Hora Santa. Estoy convencido de que nuestra gente está buscando muchas de las viejas devociones que muchas de las parroquias han sacado, y esto pasa porque nosotros los sacerdotes no podemos ser molestados con incomodidades. El año que viene espero que la Exposición Solemne sea aun con más cantidad de gente ya que ahora se está conociendo la noticia. El último par de semanas he empezado un grupo de estudio de la Biblia; esto es para animar a nuestra gente a leer la Palabra de Dios. Comienzo con la lectura de las Escrituras que meditamos esa tarde; luego tenemos una breve exposición del Santísimo Sacramento, y meditación hasta el momento de la Bendición. He empezado también a recorrer las calles alrededor de la parroquia, y rezo Misa cada semana en una casa de cada cuadra, e invito a toda la gente de esa calle a venir y participar. La respuesta ha sido bastante buena, teniendo en cuenta que recién empiezo. No me quiero convertir en un sacerdote activista, así que me levanto temprano hago mi Hora Santa. Aun tengo mis problemas personales para controlar, pero he tomado coraje de sus palabras: ´tendrás que combatir muchas batallas, pero no te preocupes porque al final ganarás la guerra ante el Santísimo Sacramento´.

Muchos laicos que han leído los libros u oído los casettes, también están haciendo la Hora Santa.

Otro de los frutos de la Hora Santa es la sensibilidad a la Presencia Eucarística de Nuestro Divino Señor. Me acuerdo de haber leído en Lacordaire, el famoso orador de la Catedral de Notre Dame en París: ´dame un joven que pueda atesorar por días, semanas y años, el regalo de una rosa, o el apretón de la mano de un amigo´.

Viendo al principio de mi sacerdocio que cuando la sensibilidad y la delicadeza se pierden, los matrimonios se destruyen y los amigos se separan, tome varias medidas para conservar esa responsabilidad. Recién ordenado, y como estudiante en la Universidad Católica de Washington, nunca entraba a clase, sin antes subir la escalera hasta la capilla en Caldwell Hall para hacer un pequeño acto de amor a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Mas tarde en la Universidad de Louvain en Bélgica, entraba a visitar a Nuestro Santísimo Señor en cada una de las iglesias por las que pasaba para llegar a clase. Cuando seguí el trabajo de graduación en Roma, y fui a la Angelicum y Gregoriana, visitaba cada iglesia en el camino desde la zona del Trastevere donde vivía. Esto no es nada fácil en Roma, porque hay iglesias en casi todas las esquinas. Fred Allen dijo una vez que Roma tiene una iglesia en una esquina, para que se pueda rezar antes de cruzar la calle, y la iglesia en la otra esquina, para agradecer a Dios de haberlo logrado.

Tiempo después como profesor en la Universidad Católica en Washington, arreglé para poner una capilla al frente de mi casa. Esto es para que siempre pudiera, antes y después de salir, ver la lámpara del Sagrario como una señal para ir a adorar el Corazón de Jesucristo por lo menos por unos pocos segundos. He tratado de ser fiel a esta practica durante toda mi vida, y aun ahora, en el departamento en New York donde vivo, la capilla está entre mi estudio y mi dormitorio. Esto quiere decir que no me puedo mover de un área, de mi pequeño departamento, a la otra sin al menos una genuflexión, y una pequeña jaculatoria a nuestro Señor en el Santísimo Sacramento.

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Capítulo XII de la Autobiografía ´Treasure in Clay'

Cómo tener un noviazgo que prepare para un matrimonio feliz

El noviazgo es una etapa maravillosa, llena de retos. Es una gran aventura, una travesía envuelta de ilusiones donde se aprende a querer y a ser querido. Aquí el corazón está inquieto, bulle como un volcán y qué mejor que aprovechar este momento tan especial y único para conocer al otro, para madurar los sentimientos, y crecer juntos.

Ahora bien, si reducimos este período en salir a bailar, a ir de boliche en boliche, entre otras cosas, el día en que la pareja se cuestione la decisión de contraer matrimonio podrá sentir un gran vacío ya que cuando le llegue la hora de decir en el consentimiento matrimonial 'te acepto por esposo/a', en verdad no se tendrá ni el más mínimo conocimiento del otro en cuanto persona única e irrepetible, sino sólo un conocimiento volátil y superficial. En otras palabras, de lo dicho se deduce que podremos saber si me divierto con él o con ella, si me cae bien, si me gusta físicamente, pero casi no se podría decir nada más.

No resulta extraño en este marco, decir que es capital en el noviazgo la comunicación, y esto es algo a lo cual no deberíamos restarle importancia. En primer lugar, hay que tener en cuenta que esta etapa es previa a un posible matrimonio y por tanto, no se debería descuidar la comunicación en lo que respecta a la propia intimidad, a los proyectos concernientes al matrimonio y familia y a los temas trascendentales de la vida, como indica Gerardo Castillo.

Proyecto familiar

Urge así, hablar de los temas fundamentales de la vida, aquellos en los cuales tendrán que ponerse de acuerdo en la unión matrimonial. Es clave ir forjando un proyecto familiar, teniendo en cuenta que toda persona a lo largo del camino de la vida se fija metas y éstas son las que le van guiando en su caminar así como lo es la rosa de los vientos para cualquier marinero.

Por tanto, el proyecto familiar debe comenzar a formularse desde el noviazgo y luego reformularse con el correr del tiempo. Es muy común observar en las parejas que dicho proyecto no se realiza explícitamente. Sin embargo, ello es muy útil hacerlo puesto que en muchas ocasiones se evitan contradicciones como puede ser el caso a la hora de ponerse de acuerdo en la forma de educar a los hijos.

Si dejamos volar nuestra imaginación, podemos ver al noviazgo como a un marinero en medio de altamar que al mirar al frente, sin ver nada más que agua, le provoca una sensación de inmensidad, donde se le hace sencillo soñar con grandes planes. Precisando un poco más, cabría decir, que soñar es bárbaro, fantástico, pero no hay que olvidar que los proyectos para que sean sólidos es fundamental que se construyan sobre roca, con madurez personal, de lo contrario se puede caer en el error de crearse una novela rosa.

A su vez, no hay que perder de vista, como sostienen muchos autores, como es el caso de Gerardo Castillo (1998), que "una de las causas principales de las crisis conyugales en la actualidad es la inmadurez para el matrimonio. Es preocupante que muchos jóvenes contraigan matrimonio sin tener la capacidad y la preparación necesaria para esa nueva situación. Muchos no son concientes de las exigencias y responsabilidades de la vida conyugal". Veámoslo con el detenimiento necesario.

Como indica el autor mencionado, la madurez para el matrimonio está influenciada con un noviazgo bien llevado. De acuerdo a lo dicho, es capital descubrir el sentido y las cualidades del noviazgo. Ahora bien, ¿qué es el noviazgo?. Para comprenderlo en su profundidad, hay que entender en primera instancia qué es el matrimonio. Éste es una comunidad de vida y amor, es la unión de una con uno y para siempre.

A su vez, no hay qué olvidar que tanto el matrimonio como la familia responden a una estructura natural de la persona, a la tendencia o inclinación natural del varón a la unión con la mujer y viceversa. Dicha inclinación natural es la ley natural sobre el matrimonio. Por tanto, no es fruto de un invento o capricho del hombre, y si éste se le ocurre transgredir dicha ley, el único perjudicado es él mismo, ya que se degrada como persona humana. A modo de ejemplo, es como si un pájaro decide un buen día nadar, ya que al observar a los peces, le resulta más aventurera su vida, pero ¿qué pasaría?, la respuesta es más que obvia, se moriría al instante, ¿no?.

¿Qué es el noviazgo?

Luego de dar una breve síntesis de lo que es el matrimonio, pasaremos a lo que es el noviazgo. Como ya se dijo, éste es la preparación previa al matrimonio. Es recomendable que tenga una duración adecuada, para que los novios puedan conocerse mutuamente lo suficiente para luego decidir responsablemente si quieren contraer matrimonio o no.

En el noviazgo hay una apertura al matrimonio, al menos como posibilidad. Pero si esto se excluye, no hay lugar para hablar de noviazgo, sino que se trataría de otra cosa. Por esta razón, es muy común escuchar estoy saliendo con tal persona, aunque las manifestaciones de afecto no sean propias de amigos. Esta clase de relaciones no implica ningún compromiso por parte de ninguno de los dos, lo cual es un rasgo de inmadurez que tendrá que superarse para contraer matrimonio.

Por otra parte, el noviazgo se diferencia del matrimonio en que no es indisoluble, pero se asemejan en que en ambos la pareja se debe fidelidad. A su vez, cómo el noviazgo no es lo mismo que matrimonio los novios no deberían tener relaciones sexuales. Pero como todo en la vida tiene su fundamento, esto no es una orden producto de un conjunto de personas retrógradas. Éstas son un signo corporal de una donación total mutua, pero hay que tener en cuenta que no es propio del noviazgo la entrega total.

Profundizando un poco más, cuando se dan relaciones íntimas en el noviazgo, no hay una tendencia a la donación total, a la unión, sino que uno se busca así mismo, no se supera el plano individual, sino que uno se mueve en el plano de la curiosidad, especialmente, en las primeras, y como consecuencia se utiliza al otro como un mero instrumento sexual. En pocas palabras, éste comportamiento encierra un gran egocentrismo.

Para entender bien éste hecho, hay que comprender que el obrar sigue al ser, es decir que un matrimonio al tener relaciones manifiestan por medio de su obrar lo que son, una caro, una carne. A su vez, debido a que la persona es una unidad substancial, que es persona encarnada, y que el cuerpo está modalizado en dualidad, la persona encuentra en su cuerpo, el don sincero de sí mismo y la aceptación de la persona amada y la posibilidad de conformar una sola carne.

En unas palabras, es en su misma carne donde la persona puede encontrarse íntimamente con otra para darse así mismo y acoger al otro. Mediante su cuerpo encuentra la dinámica comunicativa por excelencia. En suma, en el noviazgo no hay una entrega total, sino parcial, ya que la totalidad implica no reservarse nada, como por ejemplo la dimensión de la maternidad. Es decir, no habría una entrega total ni esencial (de acuerdo a lo dicho), ni existencial puesto que no se entregaría todas las facetas de la femineidad y masculinidad en toda su duración en el tiempo.

Con otras palabras, el tener relaciones íntimas en el noviazgo podría traducirse con estas simples palabras "me gustas mucho, me lo paso bomba contigo, me atraes un montón pero todavía no quiero entregarte mi vida entera". O sea, "estoy dispuesto a pasar una noche junto a ti, pero no me pidas nada más, en otras palabras, te entrego mi cuerpo, pero no mi vida". Ahora bien, hay una gran contradicción puesto que la entrega del cuerpo es la expresión de la entrega total de la persona, pero la persona o se entrega para siempre, para toda la vida, o de lo contrario no hay lugar para hablar de entrega. De acuerdo a todo lo dicho no se podría hablar de un verdadero amor, pues éste se caracteriza por ser incondicional, y en éste caso no lo es.

No quisiera terminar sin unas palabras de Gerardo Castillo, "El noviazgo sirve para que dos personas de distinto sexo desarrollen, progresivamente, la capacidad de comunicarse y la capacidad de quererse".

El cambio social comienza con la conversión personal, dice el Papa

VATICANO, 21 Feb. 10 / 09:58 am (ACI)

Durante el Ángelus del primer domingo del tiempo de Cuaresma 2010, el Papa Benedicto XVI recordó que para cambiar nuestra sociedad es necesario iniciar con la conversión personal.

Al comentar el pasaje del Evangelio de las tentaciones del Señor, el Papa recordó que "Cristo ha venido al mundo para liberarnos del pecado y de la ambigua atracción de proyectar nuestra vida prescindiendo de Dios. Y lo ha hecho luchando en primera persona contra el Tentador, hasta la Cruz".

"Este ejemplo -agregó- vale para todos: el mundo se mejora comenzando con uno mismo, cambiando, con la gracia de Dios, aquello que no está bien en la propia vida", dijo el Papa. El Pontífice hizo una reflexión sobre las tres tentaciones a las que hace frente Cristo cuando se retira al desierto: "La primera  tiene su origen en el hambre, es decir en la necesidad material".

"Seguidamente el diablo muestra a Jesús todos los reinos de la tierra. El engaño es el poder. Finalmente el Tentador propone a Jesús realizar un milagro espectacular. Y Jesús siempre antepone a los criterios humanos el único criterio auténtico: la obediencia, el conformarse con la voluntad de Dios que es el fundamento de nuestro ser".

"Si llevamos en la mente y en el corazón la Palabra de Dios, si esta entra en nuestra vida, si confiamos en Dios, podemos rechazar todo tipo de engaño del tentador", agregó el Santo Padre.

Al final el Pontífice explicó la Cuaresma como "un largo retiro durante el cual se entra en sí mismo y se escucha la voz de Dios para vencer las tentaciones del Maligno y encontrar la verdad de nuestro ser. Un tiempo a ser vivido con Jesús, no con el orgullo o la presunción sino con las armas de la fe, es decir la oración, la escucha de la Palabra de Dios y la penitencia".

A continuación el Papa rezó el Ángelus, saludó en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.

jueves, 18 de febrero de 2010

Aprender a perdonar


 


 

Las personas absorben toda la información que reciben en el día, aunque no sea dirigida a ellos. Si usted es crítico, emite juicios negativos constantemente, los demás indirectamente le están aprendiendo a juzgar y a descubrir solo los valores negativos, en lugar de los positivos.
Una actitud de reproche se puede hacer de distintas maneras y es más fácil hacerlo con una mirada, un gesto brusco o usando un tono autoritario.
Usted tiene hábitos o actitudes negativas que son imposibles dejar de transmitir. Sin embargo es distinto vivir en un ambiente de crítica, censura y reproche. Un medio así crea un efecto negativo en la vida familiar, social y laboral.

Las personas quieren complacer a sus semejantes, aunque a veces cometen errores. En vez de reprocharlos y censurarlos por sus equivocaciones, lo mejor es decirles en forma clara y sencilla qué esperan de ellos; háganles sugerencias específicas que le den la información precisa y necesaria para guiar su conducta. Evite 'refunfuñar': hable y dé órdenes en forma positiva.

Solución de conflictos

Compartir con los hijos el control de pequeños asuntos para la solución de desacuerdos, consolida la confianza que ellos le tienen como padre para negociaciones en asuntos más complejos.
Si se censura para motivar a los chicos, lo único que se logra es que ellos creen un mecanismo de defensa que coarta cualquier posibilidad de cooperación. Para una persona es muy difícil entender que la crítica no va dirigida contra él sino contra una actitud.
Si se pone mucho énfasis en la culpa o el castigo, se crea alejamiento. Lo importante es reaccionar con calma y enseñar la relación causa efecto a través de lo que sucedió, para poder en un futuro evitar el mismo error.
Evite las lamentaciones, más bien busque soluciones creativas al problema y permita que el niño aporte también las suyas. Cuando tenga un problema con un miembro de la familia, evite poner gente en el medio, solucione el conflicto con esa persona en privado, ella necesita ver respeto y una adecuada solución de los conflictos y así aprender a relacionarse y a amar a los demás.

Educar el carácter en la familia


 

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.

Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú.

Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú.

Sé tú el que aparta la piedra del camino.

Gabriela Mistral


 

En el interior de un chico o una chica de trece a dieciocho años late un desarrollo casi imposible de medir. Es como una primavera de la vida que fluye con una riqueza extraordinaria. Quienes no tratan con gente joven —o lo hacen con lejanía— no sospechan siquiera cuántas dudas, cuántas tempestades, cuántos afanes apasionados lleva consigo la transformación del espíritu adolescente.

Para los padres, ayudar a sus hijos en la formación del carácter y la personalidad —para los que estas edades constituyen una etapa clave— ha de resultar un deber ineludible y al tiempo una satisfacción inmensa.

-—Pero ya sabes aquel dicho universitario de que qui natura non dat, Salamanca non prestat: lo que la naturaleza no da, no siempre se puede suplir con educación, por muy buena que sea.

Efectivamente, y por eso no podrás pretender que tus hijos que sean unos genios, porque les puede faltar el sustrato natural necesario para serlo. Pero hay otros aspectos, como el carácter, que dependen menos de la naturaleza y más de la educación que cada uno recibe y de las cosas que uno hace: nuestro carácter —decía Aristóteles— es el resultado de nuestra conducta.

El carácter no es como un apellido de alta alcurnia que se hereda sin trabajo. El carácter viene a ser como el resultado de una contienda singular que cada uno libra consigo mismo y de la que depende en mucho el acierto en el vivir. Una lucha que comienza a edades muy tempranas y que queda ya casi decidida al final de la etapa que nos ocupa.

Tanto si eres padre o eres madre, como si eres, querido lector, un adolescente a quien le preocupa mejorar su carácter, no quieras dejar esa tarea para más adelante. Fíjate, para mejorar, en este año. No pienses en dos ni en cinco. No lo dejes para cuando vengan esas circunstancias favorables que luego nunca llegan, o que cuando llegan resultan no serlo tanto. Piensa, para esto, en el presente y en el futuro inmediato. Después, quizá sea ya tarde.

-—A mí, la educación del carácter me parece bastante difícil porque es algo que se fragua muy en el interior del chico o de la chica, y además es una cuestión personalísima de cada uno. Tanto es así, que pienso que no debe ser fácil siquiera definir en qué consiste ser una persona de carácter.

Sí que es difícil, y es quizá uno de los primeros aspectos que debemos abordar en este libro: ver qué aspectos contribuyen a mejorar el carácter, para después apuntar algunos posibles caminos —de entre los infinitos que habrá— para lograrlo.

-—Pero es el chico o la chica quien tiene que lograrlo, no yo.

Es verdad, pero el éxito en la forja de su carácter depende en mucho de que él o ella se convenzan de que les interesa mejorarlo, y estas ideas pueden servirte para hacerles reflexionar.

Precisamente por esa razón, a veces a lo largo de estas páginas no es fácil distinguir cuándo me dirijo a los padres y cuándo a los hijos. Cuando te parezca que estoy hablando para otros, piensa si te es útil también a ti para ponerte en su lugar, o para comentarlo con ellos. Procura buscar el momento oportuno. Pronto comprobarás que todo el tiempo empleado en hablar —con ganas de entenderse, claro— es tiempo ganado.

-—Bien, pero a muchos adolescentes les gustaría cambiar, superarse en el defecto que sea, y no lo consiguen porque les falta fuerza de voluntad. Por ejemplo, a la mayoría de los estudiantes que suspenden les gustaría sacar buenas notas y no le faltan razones para convencerse de ello. No es todo cuestión de razones.

Ciertamente, además del entendimiento está también la voluntad, y los sentimientos, pero unos y otros se pueden educar.

-—Pero la educación no lo es todo, pues está también aquello que le viene a uno dado de nacimiento, y luego está la libertad.

Pero lo que vino dado de nacimiento es algo que pertenece al pasado y no puedes cambiar. Y con la educación se busca precisamente que aprenda a hacer un buen uso de su libertad.

La educación, sin serlo todo, es muy importante a la hora de forjar la forma de ser de cada uno y, en definitiva, el carácter y la personalidad. Lo que los padres son, lo que hacen y lo que dicen, va calando día a día en el carácter de los hijos.

Piensa que, desde su nacimiento, está en el niño el germen de su porvenir; pero, también desde el primer momento, los hijos son testigos inexorables de la vida de los padres. Por eso decía Ackerman que la familia hace o rompe la personalidad. Las influencias positivas de la familia sobre el desarrollo de la personalidad del niño se transforman en negativas si los padres fallan al darles una respuesta adecuada.

domingo, 14 de febrero de 2010

En Internet archivos secretos vaticanos sobre la segunda guerra mundial

El Vaticano accede a la propuesta de la "Pave the Way Foundation"

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 10 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Pronto se publicará en Internet, para acceso gratuito, una mole inmensa de documentos de la Santa Sede relativos a la segunda guerra mundial.

La iniciativa tiene lugar en respuesta por parte del Vaticano a una petición de la Pave the Way Foundation (PTWF) para digitalizar y publicar posteriormente 5.125 documentos de los Archivos Secretos Vaticanos, fechados entre marzo de 1939 y mayo de 1945.

Gary Krupp, fundador y presidente de la "Pave the Way Foundation", ha anunciado oficialmente a ZENIT: "las 'Actes et Documents du Saint Siège relatifs a la Seconde Guerre Mondiale' (Actas y Documentos de la Santa Sede relativos a la Segunda Guerra Mundial) serán disponibles muy pronto para el estudio mundial en línea, sin cobro alguno".

"Los documentos estarán disponibles tanto en la página web de la 'Pave the Way Foundation' (www.ptwf.org) como en la del Vaticano (www.vatican.va)", revela Krupp.

La "Pave the Way Foundation" es una organización surgida para eliminar los obstáculos entre religiones, fomentar la cooperación y acabar con el abuso de la religión para fines partidistas.

"En el desarrollo de nuestra misión, hemos constatado que el papado de Pío XII (Eugenio Pacelli) durante la segunda guerra mundial es un motivo de fricción provocando un impacto en más de mil millones de personas. La controversia se centra en si hizo lo suficiente para prevenir la masacre de judíos a manos de los nazis", reconoce Krupp, judío de Nueva York.

"Nuestra investigación ha revelado que cinco años después de la muerte de Pío XII, los servicios secretos soviéticos, el KGB, organizaron un complot para desacreditar a su enemigo, la Iglesia católica, llamado 'Seat 12'. Un sucio truco, que condenó al Papa Pío XII por su 'silencio' durante el Holocausto, basado en la obra de teatro 'El vicario' de Rolf Hochhuth, en 1963", añade el fundador.

El Papa Pablo VI, en 1964, pidió que un equipo de tres historiadores jesuitas, los padres Pierre Blet, Burkhart Schneider, y Angelo Martini, realizaran una intensa investigación para buscar documentos relevantes de los años de la guerra en la sección no abierta al público de los Archivos Secretos Vaticanos. Pocos años después, el sacerdote estadounidense Robert Graham se unió al grupo. Aquella investigación fue recogida en las actas que ahora serán publicadas en línea. El primero de los once volúmenes fue publicado en 1965, el último en 1981.

"En 1999, el cardenal Edward Cassidy creó una comisión especial de académicos judíos y católicos para estudiar conjuntamente los documentos. Esta iniciativa fracasó el 21 de julio de 2001 pues los profesores no eran capaces de leer los idiomas de los numerosos documentos. Publicaron una lista de 47 preguntas y exigieron la apertura de los archivos entre los años 1939 y 1958, a pesar de que no están todavía catalogados", informa Krupp.

Para abrir todos los documentos relativos a la segunda guerra mundial del Archivo Secreto Vaticano, la Santa Sede necesita terminar su catalogación: unos 16 millones de documentos

"En el cumplimiento de nuestra misión de hacer público el mayor número posible de documentos para eliminar este obstáculo entre judíos y católicos a la luz de la verdad documentada, nuestra Fundación pidió el permiso para digitalizar esta colección y ponerla a disposición de quien quiera estudiarla".

Gary Krupp, presidente de la Fundación añade: "Esta iniciativa busca simplemente mostrar con claridad los esfuerzos que desplegó Pío XII para mitigar el sufrimiento de tantas personas durante la guerra y que la 'leyenda negra' que ensució su nombre simplemente no es verdadera".

"Este acceso que estamos ofreciendo no pretende sustituir el pleno acceso a los archivos de la segunda guerra mundial, pero mostrará de una manera única los esfuerzos de Pío XII y los peligros que afrontó bajo la directa amenaza del régimen nazi", indica el fundador.

"Los Archivos Secretos Vaticanos concernientes hasta el año 1939, que fueron abiertos hace dos años y que muestran el 65% del ministerio de Pacelli, han sido irónicamente ignorados por los críticos que exigieron durante años su apertura", añade Krupp.

La "Pave the Way Foundation" agradece a la Secretaría de Estado y a la Librería Editora Vaticana "su confianza en nosotros al permitirnos este privilegio sin precedentes".

"Esperamos sinceramente que los historiadores internacionales estudien con mucha atención estos documentos. Esperamos que la digitalización de estas más de 9.000 páginas lleve unas cuatro semanas y cuando terminemos las publicaremos en Internet".

"Mientras tanto, ya hemos publicado en línea (www.ptwf.org) miles de documentos y vídeos de testigos para el estudio".

"Pedimos que los investigadores franceses, italianos y alemanes nos ayuden a traducir documentos al inglés y envíen este trabajo a la 'Pave the Way Foundation' para que pongamos la información al alcance del mayor número posibles de académicos para la investigación. También nos gustaría recibir todo tipo de comentarios, positivos o negativos, sobre el contenido de estos documentos", concluye Krupp.

Por Jesús Colina

sábado, 13 de febrero de 2010

El matrimonio camino de santidad


 

¿El matrimonio es un medio para hacerse santos? ¿Por qué es un sacramento? Conoce a fondo toda la grandeza del sacramento instituido por Jesucristo.


 

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Es sabido que la Iglesia Católica entiende por sacramento un signo sensible que significa y produce la gracia en el alma, en virtud de la institución por Cristo. Los sacramentos producen la gracia, es decir la vida divina. Los sacramentos son instrumentos de vida divina, los instrumentos de vida divina por excelencia, porque Cristo mismo los ha instituido y los ha establecido como medios por los cuales desarrollamos la vida divina en nosotros. Son estructuras santificantes que sumergen nuestra vida en la de Dios. Y el matrimonio es un sacramento.


 

Decir que el matrimonio es un sacramento es, pues, decir, que es un instrumento de vida divina, de gracia, de santidad; que es fundamentalmente eso antes que otra cosa, porque este carácter de instrumento de vida divina tiene una importancia tal que supera toda otra. Instrumento de vida divina quiere decir medio de santidad. El matrimonio es por tanto, esencialmente, por ser sacramento, un medio de santificación. Todos los demás elementos de amor satisfecho, de institución social, de base de la familia, se hacen secundarios. No es que dejen de existir, pero dejan de ser lo principal en la unión conyugal. Por ser sacramento -vuelvo a repetir-, instrumento de santidad y de vida divina, este aspecto absorbe a todos los demás.


 

En este sentido, la Iglesia tiene derecho a legislar sobre el matrimonio, porque es un acto divino. Por supuesto, que la Iglesia deja al estado sus legítimos derechos en cuanto a los efectos sociales que tiene naturalmente unidos el matrimonio.


 

INSTITUCION NATURAL


 

El matrimonio es una institución natural. Es decir, existe fuera de la religión cristiana y hasta fuera de toda religión. Está inscrito y regido por la misma naturaleza del hombre. La Iglesia no ha creado el matrimonio y ni siquiera ha pretendido transformarlo. Los paganos se casaban según las reglas en uso en la sociedad, y cuando los paganos casados se convertían al cristianismo, casados quedaban. La Iglesia reconocía la validez de este casamiento natural. El no-cristiano se casa sin recibir el sacramento, y cuando se convierte, permanece casado; el matrimonio natural se hace sacramento.


 

El matrimonio de los cristianos es, pues, el de los paganos. Es el matrimonio a secas, que entre los cristianos llega a ser un sacramento. Imposible para el cristiano casarse sin recibir el sacramento; pero, al mismo tiempo, este matrimonio, que es sacramento para él, es la institución natural que se encuentra en toda la humanidad, unión perpetua entre el hombre y la mujer, con vistas a fundar un hogar. El matrimonio cristiano es la institución natural del matrimonio, y al mismo tiempo ya no lo es, porque ha llegado a ser sacramento, instrumento de vida divina. El sacramento es la institución natural divinizada.


 

Esto confiere al matrimonio un lugar especialísimo entre los sacramentos. Los demás sacramentos han sido creados en todas sus partes por Cristo con el fin de conferir la gracia; no existen más que en función de la vida cristiana, en función de la inserción del cristiano en la Iglesia. Al afirmar que el sacramento del matrimonio es la divinización de la institución natural del matrimonio, corremos sin embargo con el peligro de caer en un equívoco: confundir el sacramento con una bendición o consagración que se añade a lo que es natural. No. No es en virtud de una bendición o consagración por lo que se obra el sacramento. Los cónyuges son los ministros de este sacramento; el sacerdote, es sólo un testigo cualificado. El matrimonio cristiano consiste como el matrimonio de los no cristianos en el intercambio de los consentimientos, pero para el cristiano es un sacramento.


 

Como el matrimonio, institución natural, institución social, es de tanta importancia humana porque se halla en la base de toda la sociedad, es fundamento de la familia, origen de los lazos más íntimos y estables, con todas las consecuencias que estos lazos llevan consigo: solidaridad de orden social, solidaridad económica, lazos de la sangre y afectos que de ellos se derivan, resulta que hay que estar cerca de Dios para percibir la importancia dominante del carácter sacramental sobre todos los intereses y todos los sentimientos humanos.


 

Como, por lo demás, el matrimonio es el estado habitual de los hombres, y como tantos cristianos son cristianos mediocres, el sentido del sacramento no se desarrolla en muchos plenamente, ni siquiera se llega a entender. Al mirar los aspectos humanos del matrimonio, puede no hacerse una referencia a la vida cristiana, y el sacramento puede aparecer como una añadidura del matrimonio, una especial bendición, una ayuda divina todo lo más, sin caer en la cuenta que el sacramento no se añade al matrimonio, sino que el matrimonio es un sacramento, es decir un instrumento de santidad.


 

Y este carácter sobrenatural del matrimonio lo es como es sobrenatural el carácter del sacerdocio o de la Eucaristía, que son también sacramentos. Parece que no hacen falta aspiraciones religiosas especiales para casarse, pero que sí se necesitan para ser sacerdote o para la recibir la Comunión. Y esto es una desviación chocante. Y muchas personas reciben -y lo reciben, por la naturaleza operante del sacramento- el sacramento del matrimonio con miras puramente humanas como si se tratase exclusivamente de la institución natural. Por eso se oye hablar de casarse por la Iglesia, como una etiqueta: y reciben esa vida sobrenatural, podríamos decir que casi sin darse cuenta. Luego les parecerá muy fuerte escuchar que el matrimonio es un camino de santidad, o al menos pensarán que es una expresión metafórica, cuando denomina de una manera real y clara lo que es la esencia del matrimonio cristiano.


 

San Pablo presenta la unión conyugal como la imagen de la unión de Cristo con su Iglesia. "Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán dos en una carne" Gran misterio es éste, pero en Cristo y en su Iglesia.


 

La vida sobrenatural no está limitada en la Iglesia a un pequeño grupo de cristianos fervorosos se halla repartida por todo el cuerpo de Cristo. La vida sobrenatural, que es divina, es la vida de todos los cristianos nos es dada en primer lugar por el Bautismo, y la vida es una vocación de santidad. No todos los cristianos, sino sólo unos pocos, están llamados al celibato. La Iglesia tiene necesidad de esposos y de familias. Los esposos desempeñan, pues, en la Iglesia, un papel personal y activo; están llamados en el marco de su vocación de esposos a realizar la santidad. El carácter sacramental del matrimonio proporciona así la confirmación de esta vocación de santidad de todo cristiano, al mismo tiempo que muestra cómo obra la acción divina sobre el alma de los esposos para elevarlos a la santidad. El matrimonio como remedio de la concupiscencia... ¡Qué reducción! El matrimonio es una vía de santidad, y muy particular porque es un sacramento. El matrimonio no es, para el cristiano, una simple institución social -dice el Fundador del Opus Dei-, ni mucho menos un remedio para las debilidades humanas: es una auténtica vocación sobrenatural. Sacramento grande en Cristo y en la Iglesia, dice San Pablo (Cfr. Eph. V, 32) (...) Signo sagrado que santifica, acción de Jesús, que invade el alma de los que se casan y les invita a seguirle, transformando toda la vida matrimonial en un andar divino en la tierra (Es Cristo que pasa, n.23).


 

Es sabido que la Encarnación consiste en que Dios se hace hombre en la persona del Verbo, segunda persona de la Santísima Trinidad, con una naturaleza humana compuesta de un alma y un cuerpo humanos, unida a la divinidad, a la naturaleza divina del Verbo, hasta el punto de no hacer con ella sino un solo ser, hasta el punto de que San Juan lleva la audacia de la expresión hasta decir "El Verbo se hizo carne".


 

Y después de la Redención, la vida divina de la que el cristiano se hace partícipe se extiende en los hombres, impregnando todo su ser, alma y cuerpo, inteligencia y voluntad, hasta el punto de poder decir, sin cometer error, que el hombre está también divinizado y que su acción resulta acción divina, a la vez que humana.


 

Ningún sacramento santifica directamente la vida profesional; es la voluntad, acorde con la voluntad de Dios, la que lo hace, pero no en su misma entraña. Pelar patatas es un acto material; se hace sobrenatural por un motivo sobrenatural. El matrimonio, por la fuerza de Cristo contenida en el sacramento, diviniza la unión conyugal. Establece entre los esposos un lazo de unidad que supera lo que la naturaleza puede hacer.


 

Por otro lado, el matrimonio no sólo santifica un acto humano, es un germen depositado en el alma y que fructifica a lo largo de toda la vida conyugal, animando todos sus actos y sentimientos. Es una presión de Dios sobre los esposos para que sobrenaturalicen su vida conyugal. Dios entra como tercer factor en la intimidad conyugal. Los esposos están unidos a Dios. Unidos a Dios: es un término muy estricto, porque siendo la acción del sacramento una acción divina casi única en el alma de los esposos, y siendo la gracia sacramental una realidad en el alma, se puede decir que los esposos tienen en el alma algo que les une realmente de una manera nueva, y esta realidad unificadora es una acción divina. En las obras de los esposos se debe traslucir el carácter divino de su unión.


 

El sacramento santifica a los esposos en sus actos espirituales, humanos y carnales. La Iglesia antes insertaba una bendición del lecho matrimonial. El acto matrimonial es santo. El amor matrimonial es santo; no solamente humano.

Es algo completamente distinto el matrimonio cristiano que la institución natural del matrimonio. Los esposos cristianos están comprometidos en una empresa divina, aunque aparentemente todo siga siendo humano, natural, en su unión. En ningún otro caso se observa con mayor fuerza esta ley de lo sobrenatural, de estar lo divino en lo humano; lo divino obra y se manifiesta en las acciones humanas, aparentemente vuelvo a repetir- completamente humanas, incluso las conformes con las leyes de la psicología y hasta con las leyes de la naturaleza física del hombre.


 

Un inciso: siempre lo sobrenatural se apoyará en lo estrictamente humano. Pero si deja de ser humano ya se ha derruido el cimiento de lo sobrenatural. La falta de amor, su mediocridad, es mediocridad o pérdida de la gracia; el acto conyugal no natural, no es humano -no lo mueve el amor- y no es santo, sino todo lo contrario, destruye la santidad del matrimonio.


 

Ninguna actividad del hombre es más espontáneamente natural, ni deriva más inmediatamente de la naturaleza, que el amor de los esposos y la comunidad de vida que de él se deriva: eso es lo que Dios transforma por el sacramento. Todas esas acciones simples y cotidianas son santificadas por el sacramento del matrimonio; y el hombre y la mujer se hacen santos en ellas.


 

No sólo Dios bendice su unión, sino que se introduce en su unión.

El amor se hace medio de salvación. Como el destino de la mayor parte de los hombres está en centrar su vida sobre el amor, el amor humano, con su aspecto afectivo y carnal, la Iglesia sabe que su salvación y su santidad exigen que busquen este amor en el matrimonio.


 

Así se expresa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica sobre San José, n.19. El amor de Dios que ha sido derramado en el corazón humano, configura de modo perfecto el amor humano. Este amor de Dios forma también -y de modo muy singular- el amor esponsal de los cónyuges, profundizando en él todo lo que tiene de humanamente digno y bello, lo que lleva el signo del abandono exclusivo, de la alianza de las personas y de la comunión auténtica a ejemplo del Misterio trinitario.


 

Fundado sobre lo humano. Si el amor está llamado a dominar la vida, a darle su sentido; si el amor es lo más importante de la vida, si es en torno al amor como se organiza la vida, nada más grave que el amor; nada más pernicioso que los desórdenes del amor, pues el amor desordenado no es amor, es egoísmo asfixiante. Nada para combatir el egoísmo, como fomentar el amor, alimentar el amor, custodiar el amor. En esa medida se fomentará, alimentará, custodiará, la gracia sacramental.


 


 


 


 


 


 

Ayuno y abstinencia.

El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad.

Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.

El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.


¿Por qué el Ayuno?

Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a Dios.

El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como "actitud consumística".

Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las características de Ia civilización occidental. El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La civilización se mide entonces según Ia cantidad y Ia calidad de las cosas que están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre.

Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para satisfacer los sentidos, Ia excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación de sensaciones cada vez mayor.

El hombre de hoy debe abstenerse de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse a sí mismo: No.

No es Ia renuncia por Ia renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo.

Como vivir la Cuaresma

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.

La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.

De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, Ia vivencia de Ia caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de Ia caridad; si deseamos Ilegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialisimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados".

Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de Ia coherencia con la propia vocación cristiana" (Juan Pablo II).

Cómo vivir la Cuaresma

1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome.

Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.

2. Luchando por cambiar.

Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.

3. Haciendo sacrificios.

La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.

4. Haciendo oración.

Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.