Tomado de www.es.catholic.net |
La nota de ocho columnas de la semana pasada no se la llevó el desfile del Super Bowl ni quién sería el mariscal de campo, ni tampoco el discurso del Presidente al Estado de la Unión hablando de los operativos terroristas en los Estados Unidos. Nada de esto fue la noticia principal. Los encabezados fueron capturados por la muy triste noticia de que algunos sacerdotes en la Arquidiócesis de Boston abusaron de jóvenes a quienes estaban consagrados a servir.
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sábado, 27 de marzo de 2010
¿Cuál debe ser nuestra respuesta ante los terribles escándalos de la Iglesia?
miércoles, 24 de marzo de 2010
Admirable operación-limpieza de Benedicto XVI
Desde 1995 se ha denunciado en Alemania 210.000 casos de abusos sexuales de algún tipo. De ellos, 94 (noventa y cuatro) afectan a personas o instituciones de la Iglesia católica. Eso supone el 0,045 %. No el 4%, ni el 0,4% sino el 0,0447% El dato lo ofrece el veterano periodista Luigi Accattoli en un artículo publicado en Liberal (9 de marzo 2010) laiglesiaenlaprensa.com y redacción de AGEanet ["Ora è il turno della Germania e la fiamma raddoppia perché il Papa è tedesco. In Germania dal 1995 sono stati denunciati 210 mila casi di abusi su minori e quelli coinvolgenti la Chiesa cattolica sarebbero 94: ce n'è per tutti. http://www.liberal.it/media/340307/09_03_liberal_10.pdf] Antes de seguir adelante, hay que subrayar -para evitar equívocos- lo que ya se ha dicho multitud de veces: un solo caso ya es demasiado. No se trata, por tanto, de hacer un ranking ni de ver quien se ha comportado peor. Pero al mismo tiempo, es preciso reconocer que -a juzgar por los titulares de prensa de estos días-, se diría que la gran bestia negra es la Iglesia católica y sus depravados ministros. En ese sentido, es muy elocuente la entrevista al Fiscal de la Congregación de la Doctrina de la Fe para estos casos, que da las cifras de los casos de sacerdotes juzgados culpables de pederastia: 300 en todo el mundo y los datos antes citados de Alemania. Como indicábamos un solo caso es muy doloroso y más en al Iglesia, donde hay una relación de especial confianza entre sacerdotes y fieles, pero es bueno poner el foco donde debe estar, que no es en los sacerdotes, sino en el drama del abuso de menores por parte de una sociedad que no ayuda a vivir el respeto, sino a lo contrario: a seguir cualquier impulso y a la hipersexualización: la mal llamada "liberación sexual" del 68 ha traído estos males, entre otros. "Es fácil explicar el ensañamiento de los medios sobre el clero católico", dice Accattoli. "El mundo de los periodistas apoya espontáneamente la 'revolución sexual' e individua fácilmente en el clero católico la mayor resistencia a tal orientación, de aquí el ímpetu con el que da resalto -si puede- a las contradicciones". Es una observación interesante de una persona que lleva cuarenta años trabajando en diarios como La Repubblica y Corriere della Sera. Dejando de lado lo que puedan decir o hacer los demás, resulta admirable la "operación limpieza" que está llevando a cabo Benedicto XVI, de la que ya habló en el memorable Via Crucis de 2005 (escrito por el cardenal Ratzinger y seguido por Juan Pablo II, pocos días antes de morir, desde la capilla de su apartamento)." Abusos periodísticos: Ratisbona, el hermano del Papa y titulares de prensa Esta sí que es crisis: el espectáculo de titulares de prensa en los que se afirma que al hermano del Papa le "salpica" o le "toca" el escándalo de los abusos sexuales en Ratisbona. Una de dos: o aquí hay mucha mala uva (gente que lo que quiere es implicar al Papa a toda costa) o aquí hay mucho aficionado metido a periodista, gente que no sabe leer ni documentarse, personas para las que "Gran Hermano" es un modelo de actividad periodística. Los hechos son estos: la diócesis de Ratisbona ha divulgado un caso de abuso ocurrido en 1958, un presunto caso que habría sucedido al inicio de los sesenta y un tercer caso (todavía incierto), que se supone que es de 1989. Los tres se refieren de algún modo al coro de los "Domspatzen". Se trata de crímenes, o presuntos crímenes, ocurridos en la residencia donde se alojaban y estudiaban los chicos. Una institución que contaba con su propia dirección, independiente de la dirección musical. El hermano del Papa, mons. Georg Ratzinger, fue director musical del coro (externo a la residencia) en el periodo 1964-1993. Es decir, no solo estaba lejano físicamente del lugar de los hechos, o presuntos hechos, sino que estos ocurrieron en un periodo en el que él no era ni tan siquiera director del coro. (El dato claro del tercer caso es que ocurrió diez años después de que el presunto culpable abandonara su relación con el coro). Esa es la información disponible, sobre la que se ha construido -en titulares de primera página- la insinuación de que el hermano del Papa estaba implicado. Por fortuna, hay periodistas que se han documentado y han descrito cómo están las cosas verdaderamente. No era muy difícil, la verdad, pero lo han hecho. Otros han preferido seguir cavando la fosa de un periodismo que tal vez les interesa poco: temo que lo que les importa es vivir al día y poder comer.
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MARCELLO PERA: GUERRA AL CRISTIANISMO. Fuente: Corriere della Sera, Milán, 17-03-2010
Esta guerra al cristianismo no sería tan peligrosa si los cristianos la advirtiesen
Por su especial interés damos a conocer una carta al director del periódico Corriere della Sera firmada por Marcello Pera. Pera es Senador de la República Italiana y profesor de filosofía, no es católico. Escribió diversos libros sobre la identidad cristiana de Europa, entre los que destacan: Senza radici, Pera, Marcello y Ratzinger, Joseph, Ed. Mondadori, Milano 2004: Perché dobbiamo dirci cristiani, Ed. Mondadori, Milano 2008, con prefacio del Papa Benedicto XVI.
Una agresión al Papa y a la democracia
Carta al director de Marcello Pera (Corriere della Sera, Milán, 17-03-2010, pag. 23). (Hemos resaltado algunos párrafos de la carta en negritas).
Estimado director:
La cuestión de los sacerdotes pedófilos u homosexuales desencadenada últimamente en Alemania tiene como objetivo al Papa. Pero se cometería un grave error si se pensase que el golpe no irá más allá, dada la enormidad temeraria de la iniciativa. Y se cometería un error aún más grave si se sostuviese que la cuestión finalmente se cerrará pronto como tantas otras similares. No es así. Está en curso una guerra. No precisamente contra la persona del Papa ya que, en este terreno, es imposible. Benedicto XVI ha sido convertido en invulnerable por su imagen, por su serenidad, su claridad, firmeza y doctrina. Basta su sonrisa mansa para desbaratar un ejército de adversarios.
No, la guerra es entre el laicismo y el cristianismo. Los laicistas saben bien que, si una mancha de fango llegase a la sotana blanca, se ensuciaría la Iglesia, y si fuera ensuciada la Iglesia lo sería también la religión cristiana. Por esto, los laicistas acompañan su campaña con preguntas del tipo «¿quién más llevará a sus hijos a la Iglesia?», o también «¿quién más mandará a sus chicos a una escuela católica?», o aún también «¿quién hará curar a sus pequeños en un hospital o una clínica católica?».
Hace pocos días una laicista ha dejado escapar la intención. Ha escrito: «La entidad de la difusión del abuso sexual de niños de parte de sacerdotes socava la misma legitimidad de la Iglesia católica como garante de la educación de los más pequeños». No importa que esta sentencia carezca de pruebas, porque se esconde cuidadosamente «la entidad de la difusión»: ¿uno por ciento de sacerdotes pedófilos?, ¿diez por ciento?, ¿todos? No importa ni siquiera que la sentencia carezca de lógica: bastaría sustituir «sacerdotes» con «maestros», o con «políticos», o con «periodistas» para «socavar la legitimidad» de la escuela pública, del parlamento o de la prensa. Lo que importa es la insinuación, incluso a costa de lo grosero del argumento: los sacerdotes son pedófilos, por tanto la Iglesia no tiene ninguna autoridad moral, por ende la educación católica es peligrosa, luego el cristianismo es un engaño y un peligro.
Esta guerra del laicismo contra el cristianismo es una batalla campal. Se debe llevar la memoria al nazismo y al comunismo para encontrar una similar. Cambian los medios, pero el fin es el mismo: hoy como ayer, lo que es necesario es la destrucción de la religión. Entonces Europa, pagó a esta furia destructora, el precio de la propia libertad. Es increíble que, sobre todo Alemania, mientras se golpea continuamente el pecho por el recuerdo de aquel precio que ella infligió a toda Europa, hoy, que ha vuelto a ser democrática, olvide y no comprenda que la misma democracia se perdería si se aniquilase el cristianismo.
La destrucción de la religión comportó, en ese momento, la destrucción de la razón. Hoy no comportará el triunfo de la razón laicista, sino otra barbarie. En el plano ético, es la barbarie de quien asesina a un feto porque su vida dañaría la «salud psíquica» de la madre. De quien dice que un embrión es un «grumo de células» bueno para experimentos. De quien asesina a un anciano porque no tiene más una familia que lo cuide.
De quien acelera el final de un hijo porque ya no está consciente y es incurable. De quien piensa que «progenitor A» y «progenitor B» es lo mismo que «padre» y «madre». De quien sostiene que la fe es como el coxis, un órgano que ya no participa en la evolución porque el hombre no tiene más necesidad de la cola y se mantiene erguido por sí mismo.
O también, para considerar el lado político de la guerra de los laicistas al cristianismo, la barbarie será la destrucción de Europa. Porque, abatido el cristianismo, queda el multiculturalismo, que sostiene que cada grupo tiene derecho a la propia cultura. El relativismo, que piensa que cada cultura es tan buena como cualquier otra. El pacifismo que niega que existe el mal.
Esta guerra al cristianismo no sería tan peligrosa si los cristianos la advirtiesen. En cambio, muchos de ellos participan de esa incomprensión. Son aquellos teólogos frustrados por la supremacía intelectual de Benedicto XVI. Aquellos obispos equívocos que sostienen que entrar en compromisos con la modernidad es el mejor modo de actualizar el mensaje cristiano. Aquellos cardenales en crisis de fe que comienzan a insinuar que el celibato de los sacerdotes no es un dogma y que tal vez sería mejor volver a pensarlo. Aquellos intelectuales católicos apocados que piensan que existe una «cuestión femenina» dentro de la Iglesia y un problema no resuelto entre cristianismo y sexualidad. Aquellas conferencias episcopales que equivocan en el orden del día y, mientras auspician la política de las fronteras abiertas a todos, no tienen el coraje de denunciar las agresiones que los cristianos sufren y las humillaciones que son obligados a padecer por ser todos, indiscriminadamente, llevados al banco de los acusados. O también aquellos embajadores venidos del Este, que exhiben un ministro de exteriores homosexual mientras atacan al Papa sobre cada argumento ético, o aquellos nacidos en el Oeste, que piensan que el Occidente debe ser «laico», es decir, anticristiano.
La guerra de los laicistas continuará, entre otros motivos porque un Papa como Benedicto XVI, que sonríe pero no retrocede un milímetro, la alimenta. Pero si se comprende por qué no cambia, entonces se asume la situación y no se espera el próximo golpe. Quien se limita solamente a solidarizarse con él es uno que ha entrado en el huerto de los olivos de noche y a escondidas, o quizás es uno que no ha entendido para qué está allí.
Marcello Pera
La Semana Santa día a día
Estamos ad portas del inicio de la Semana Mayor del año, una festividad muy especial para los cristianos, donde nos revestimos de oración, reflexión y cambio. Esta guía nos brinda las pautas para vivir la Semana Santa día a día.
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Domingo de Ramos, aquí comienza la Semana Santa. Recordamos la entrada triunfal de Jesucristo a la ciudad de Jerusalén montado en un burrito. La gente le acompañaba con palmas y ramos, echándole porras por el camino. Pero Jesús sabía que en pocos días esta misma gente le iba a llevar a la muerte.
Hoy debo:
- Participar en la procesión de ramos.
- Asistir a la Santa Misa y recibir la Santa Comunión.
- Leer el evangelio de Lucas 19, 29 – 44.
El Lunes Santo, Jesús entró a templo de Jerusalén y echó a todos los vendedores porque habían olvidado que la casa de Dios es un lugar sagrado de oración.
Hoy debo:
- Hablar a solas un buen rato con Cristo en el sagrario.
- Leer el evangelio de Lucas 19,45 – 20-7.
El Martes Santo, Jesús estaba en la casa de un conocido cuando su amiga María le puso un perfume muy caro sobre la cabeza. A María le regañaron, pero Jesús la defendió diciendo: "esto ha sido como una preparación para mi entierro".
Hoy debo:
- Hablar a solas un buen rato con Cristo en el sagrario.
- Leer el evangelio de Mateo 26,6-13.
El Miércoles Santo es el día que Judas se puso de acuerdo con los enemigos de Jesús para entregárselo por el precio de 30 monedas de plata. ¡Por unos miserables centavos Judas traicionó a su mejor amigo!
Hoy debo:
- Hacer mi examen de conciencia para confesarme mañana.
- Ofrecer un sacrificio por la conversión de los pecadores.
- Leer el evangelio de Juan 12, 1-8.
El Jueves Santo es el día en que Jesús nos dejó el regalo más precioso de su amor: la Santa Eucaristía. Prometió que estaría siempre entre nosotros y cambió el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. En la última cena con sus amigos, les hizo sus sacerdotes para que nunca nos faltara ese sacramento maravilloso.
Hoy debo:
- Confesarme y recibir la gracia del sacramento del perdón.
- Leer el evangelio de Mateo 26,14-16.
Viernes Santo. Muchas cosas triste sucedieron este día: a Jesús le agarraron sus enemigos mientras rezaba en el huerto, le llevaron a juicio con falsas acusaciones, le escupieron, le azotaron, le pusieron una corona de espinas, le cargaron con una cruz pesadísima y le calvaron en ella, dejándole morir como un criminal. Sus amigos le dejaron solo en las manos de sus enemigos.
Hoy debo:
- Asistir a Misa de la Cena del Señor y comulgar.
- Acompañar a cristo durante la adoración nocturna.
- Leer el evangelio de Lucas 22,39 –23,49.
El Sábado Santo es un día muy triste porque Jesús yace en su tumba y sus amigos creen que todo se acabó. Pero también es un día de esperanza porque su madre, María, se acuerda de lo que dijo su hijo tantas veces en su vida: "Al tercer día resucitaré".
Hoy debo:
- Rezar el rosario y consolar a María en su tristeza.
- Leer el evangelio de Lucas 23,50 – 56.
El Domingo de Pascua es el día más feliz para el cristiano. ¡Jesús salió de su sepulcro! ¡Jesús cumplió su promesa! ¡Cristo mostró que el amor es más fuerte que la muerte! Aunque esta vida se nos haga muy difícil y aunque mis propios pecados me pesen, no puedo olvidarme de que Cristo me ha ganado el cielo.
Hoy debo:
- Asistir a la Santa Misa.
- Hacer mi propósito de cambio de vida.
- Festejar con mi familia el gran día de la resurrección.
Tomado de: Church Forum
25 de Marzo-Día de la Vida 2010
Este año se cumple el 15º aniversario de la publicación de la Carta Encíclica El Evangelio de la Vida
Autor: Rodrigo Aguilar Martínez | Fuente: Conferencia del Episcopado Mexicano
El 25 de marzo de este año se cumple el 15º aniversario de la publicación de la Carta Encíclica El Evangelio de la Vida, del Papa Juan Pablo II; en ese día celebramos la solemnidad de la Encarnación de Jesucristo en el seno de la Virgen María y también el Episcopado Mexicano lo ha definido como Día de la Vida.
La Encíclica mencionada quiso ser "una confirmación precisa y firme del valor de la vida humana y de su carácter inviolable, y, al mismo tiempo, una acuciante llamada a todos y a cada uno, en nombre de Dios: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!" (EV, 5).
Esto nos lleva a denunciar todos los atentados contra la vida humana, en la creciente cultura de muerte; pero también nos lleva a confesar humildemente que nosotros mismos hemos sido promotores, de muy variadas maneras, de esa cultura de muerte, en la medida en que no hemos respetado, defendido, amado y servido a la vida humana de personas concretas.
De este modo, es favorable que celebremos el Día de la Vida en el marco de la cuaresma, con espíritu penitencial y en la inminencia del Triduo Pascual, con la mirada y el corazón fijos en Cristo Jesús, consumador de nuestra fe, quien con su muerte en la cruz y su resurrección nos redime y nos da vida nueva. Si todos hemos sido pecadores, en Cristo todos podemos ser salvados.
El Día de la Vida es un anuncio del Misterio Pascual -muerte y resurrección-: para morir con Cristo a la cultura de muerte y resucitar con Cristo a la cultura de vida. "Bendecimos al Padre porque todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, puede llegar a descubrir, en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rm 2, 14-15), el valor sagrado de la vida humana, desde su inicio hasta su término natural, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo." (DA, 108).
"La sangre de Cristo, mientras revela la grandeza del amor del Padre, manifiesta qué precioso es el hombre a los ojos de Dios y qué inestimable es el valor de su vida... Es en la sangre de Cristo donde todos los hombres encuentran la fuer za para comprometerse a favor de la vida. Esta sangre es justamente el motivo más grande de esperanza, más aún, es el fundamento de la absoluta certeza de que según el designio divino la vida vencerá." (EV, 25).
Que sigan brotando signos de un decidido performance, como nos ha señalado el Papa Benedicto XVI, cultivando la armónica relación con Dios, con los demás, con nosotros mismos y con la creación. Que crezcan en número y en eficacia las instituciones y los centros de ayuda a la vida; que se difunda ampliamente lo que revela un ultrasonido acerca de la vida humana que se va gestando en el vientre de la mujer; se consoliden las iniciativas de apoyo a las personas débiles e indefensas, por ejemplo los niños de la calle, los ancianos y minusválidos, las familias que no tienen seguro el alimento de cada día; crezca la medicina, la bioética, el bioderecho con se ntido ético, con rostro humano; se fortalezca la familia como santuario de la vida.
Como nos ha dicho el Papa Benedicto XVI en su última Encíclica, La Caridad en la Verdad, "uno de los aspectos más destacados del desarrollo actual es la importancia del tema del respeto a la vida... Cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida, acaba por no encontrar la motivación y la energía necesaria para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre. Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social. La acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca.
Fomentando la apertura a la vida, los pueblos ricos pueden comprender mejor las necesidades de los que son pobres, evitar el empleo de ingentes recursos económicos e intel ectuales para satisfacer deseos egoístas entre los propios ciudadanos y promover, por el contrario, buenas actuaciones en la perspectiva de una producción moralmente sana y solidaria, en el respeto del derecho fundamental de cada pueblo y cada persona a la vida." (n. 28). "La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica. Grandes naciones han podido salir de la miseria gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes. Al contrario, naciones en un tiempo florecientes pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de decadencia, precisamente a causa del bajo índice de natalidad, un problema crucial para las sociedades de mayor bienestar." (n. 44).
Necesitamos vernos como prójimos, o sea próximos a los demás: reconociéndolos como un regalo de Dios, como alguien que nos pertenece, para ayudarnos mutuamente en la construcció n de la familia humana y en el embellecimiento de la creación, actuando de manera solidaria y subsidiaria ante las necesidades ajenas, para no humillar al necesitado (cf. CV, 58) ni hacerlo dependiente, sino sujeto de su desarrollo.
Nuestra Señora María de Guadalupe, mujer que acoge la vida del Hijo de Dios y nos la comparte, nos acompañe y sostenga para anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la Vida.
Tehuacán, Pue., 20 de marzo de 2010
+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán
Responsable de la Dimensión Episcopal de Vida
“La reforma de Benedicto XVI. La liturgia entre innovación y tradición”
Entrevista al teólogo y liturgista Nicola Bux
ROMA, martes 23 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- En julio de 2007, con el Motu Proprio Summorum Pontificum, el Pontífice Benedicto XVI restableció la celebración de la Misa según el rito tridentino.
El hecho suscitó una revulsión. Se elevaron vibrantes voces de protesta, pero también aclamaciones valerosas.
Para explicar el sentido y la práctica de la reforma litúrgica de Benedicto XVI, Nicola Bux, sacerdote y experto en liturgia oriental, así como consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, ha publicado el libro La riforma di Benedetto XVI. La liturgia tra innovazione e tradizione (Piemme, Casale Monferrato 2008), con prólogo de Vittorio Messori.
En el libro, el experto explica que la recuperación del rito latino no es un paso atrás, una vuelta a los tiempos anteriores al Concilio Vaticano II, sino un mirar adelante, recuperando de la tradición pasada lo más bello y significativo que ésta puede ofrecer a la vida presente de la Iglesia.
Según Bux, lo que el Pontífice quiere hacer en su paciente obra de reforma es renovar la vida del cristiano, los gestos, las palabras, el tiempo cotidiano restaurando en la liturgia un sabio equilibrio entre innovación y tradición. Haciendo con ello surgir la imagen de una Iglesia siempre en camino, capaz de reflexionar sobre sí misma y de valorar los tesoros de los que es rico su depósito milenario.
Para intentar profundizar el significado y el sentido de la Liturgia, sus cambios, la relación con la tradición y el misterio del lenguaje con Dios, ZENIT ha entrevistado a Nicola Bux.
- ¿Qué es la liturgia y por qué es tan importante para la Iglesia y para el pueblo cristiano?
Bux: La sagrada liturgia es el tiempo y el lugar en el que seguramente Dios sale al encuentro del hombre. Por tanto, el método para entrar en relación con él es precisamente el de rendirle culto: Él nos habla y nosotros le respondemos; le damos gracias y Él se comunica a nosotros. El culto, del latín colere, cultivar una relación importante, pertenece al sentido religioso del hombre, en toda religión desde tiempos inmemoriales.
Para el pueblo cristiano, la sagrada liturgia y el culto divino realizan por tanto la relación con cuanto tiene de más querido, Jesucristo Dios – el atributo sagrada significa que en ella tocamos su presencia divina. Por esto la liturgia es la realidad y la actividad más importante para la Iglesia.
- ¿En qué consiste la reforma de Benedicto XVI y por qué ha suscitado tantas reacciones?
Bux: La reforma de la liturgia, término a entender, según la Constitución litúrgica del Concilio Vaticano II, como instauratio, es decir, como restablecimiento en el lugar correcto de la vida eclesial, no comienza con Benedicto XVI sino con la historia misma de la Iglesia, desde los apóstoles a la época de los mártires, con el papa Dámaso hasta Gregorio Magno, desde Pío V y Pío X a Pío XII y Pablo VI. La instauratio es continua, porque el riesgo de que la liturgia decaiga de su lugar, que es el de ser fuente de la vida cristiana, existe siempre; la decadencia viene cuando se somete el culto divino al sentimentalismo y al activismo personales de clérigos y laicos, que penetrando en él lo transforman en obra humana y entretenimiento espectacular: un síntoma hoy es por ejemplo el aplauso en la Iglesia, que subraya indistintamente el bautismo de un recién nacido y la salida de un ataúd en un funeral. Una liturgia convertida en entretenimiento, ¿no necesita una reforma? Eso es lo que Benedicto XVI está haciendo: el emblema de su obra reformadora será el restablecimiento de la Cruz en el centro del altar, para hacer comprender que la liturgia está dirigida al Señor y no al hombre, aunque sea ministro sagrado.
La reacción existe siempre en cada cambio de tercio de la historia de la Iglesia, pero no hay que impresionarse.
-¿Cuáles son las diferencias entre los llamados innovadores y los tradicionalistas?
Bux: Estos dos términos deben antes aclararse. Si innovar significa favorecer la instauratio de la que hablaba, es precisamente lo que hace falta; como también, si traditio significa custodiar el depósito revelado sedimentado también en la liturgia. Si en cambio innovar quisiera decir transformar la liturgia de obra de Dios en acción humana, oscilando entre un gusto arcaico que quiere conservar de ella sólo los aspectos que agradan, y un conformismo a la moda del momento, estamos en el mal camino; o al contrario, ser conservadores de tradiciones meramente humanas que se han superpuesto a modo de incrustación en la pintura, no dejando ya percibir la armonía del conjunto. En realidad, los dos opuestos acaban por coincidir, revelando su contradicción. Un ejemplo: los innovadores sostienen que la Misa antiguamente era celebrada dirigida al pueblo. Los estudios demuestran lo contrario: la orientación ad Deum, ad Orientem, es la propia del culto del hombre a Dios. Piénsese en el judaísmo. Aún hoy, todas las liturgias orientales lo conservan. ¿Como es posible que los innovadores, amantes de la restauración de los elementos antiguos en la liturgia posconciliar, no lo hayan conservado?
-¿Qué significado tiene la tradición en la historia y en la fe cristianas?
Bux: La tradición es una de las fuentes de la Revelación: la liturgia, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1124), es su elemento constitutivo. Benedicto XVI, en el libro Jesús de Nazaret, recuerda que la Revelación se ha hecho liturgia. Luego están las tradiciones de fe, de cultura, de piedad que han entrado y han revestido la liturgia, de modo que conocemos varias formas de ritos en Oriente y en Occidente. Todos comprenden por tanto por qué la Constitución sobre liturgia, en el n 22, § 3 afirme perentoriamente: "nadie, absolutamente, aunque sea sacerdote, se atreva, por iniciativa propia, a añadir, quitar o cambiar algo en materia litúrgica".
- ¿Sería posible según usted volver hoy a la misa en latín?
Bux: El Misal Romano renovado por Pablo VI está en latín y constituye la edición llamada típica, porque a ella deben hacer referencia las ediciones en lenguas actuales preparadas por las Conferencias Episcopales nacionales y territoriales, aprobadas por la Santa Sede. Por tanto, la misa en latín se ha seguido celebrando también con el nuevo Ordo, aunque raramente. Esto ha terminado por contribuir a la imposibilidad de una asamblea compuesta de lenguas y naciones, de participar en una Misa celebrada en la lengua sagrada universal de la Iglesia católica de rito latino. Así, en su lugar, han nacido las llamadas Misas internacionales, celebradas de forma que las partes de las que se compone la Santa Misa se reciten o canten en muchas lenguas; ¡así cada grupo entiende sólo la suya!
Se había mantenido que el latín no lo entendía nadie; ahora, si la Misa en un santuario se celebra en cuatro idiomas, cada grupo acaba por comprender sólo la cuarta parte de ella. Aparte de otras consideraciones, como auguró el Sínodo de 2005 sobre la Eucaristía, se debe volver a la Misa en latín: al menos una dominical en las catedrales y en las parroquias. Esto ayudará, en la llamada sociedad multicultural actual, a recuperar la participación católica sea en cuanto a sentirse Iglesia universal, sea en cuanto a congregarse junto a otros pueblos y naciones que componen la única Iglesia. Los cristianos nacionales, aún dando espacio a las lenguas nacionales, han conservado el griego y el eslavo eclesiástico en las partes más importantes de la liturgia, como la anáfora y las procesiones con las antífonas para el Evangelio y el Ofertorio.
A instaurar todo esto contribuye enormemente el antiguo Ordo del Misal Romano anterior, restablecido por Benedicto XVI con el Motu proprio Summorum Pontificum, que, simplificando, se llama Misa en latín: en realidad es la Misa de san Gregorio Magno, en cuanto que su estructura básica se remonta a la época de este pontífice y ha permanecido intacta a través de los añadidos y simplificaciones de Pío V y de los demás pontífices hasta Juan XXIII. Los padres del Vaticano II la celebraron a diario sin advertir ninguna oposición con modernización que estaban realizando.
El Pontífice Benedicto XVI ha planteado el problema de los abusos litúrgicos. ¿De qué se trata?
Bux: A decir verdad, el primero en lamentar las manipulaciones en la liturgia fue Pablo VI, pocos años después de la publicación del Misal Romano en la audiencia general del 22 de agosto de 1973. Pablo VI, por otro lado, estaba convencido de que la reforma litúrgica realizada tras el Concilio, verdaderamente había introducido y sostenido firmemente las indicaciones de la Constitución litúrgica (discurso al sagrado colegio del 22 de junio de 1973). Pero la experimentación arbitraria continuaba y exacerbaba, al contrario, la nostalgia del rito antiguo. El papa, en el consistorio del 27 de junio de 1977 amonestaba a los "rebeldes" por las improvisaciones, banalidades, frivolidades y profanaciones, pidiéndoles severamente que se atuvieran a la norma establecida para no comprometer la regula fidei, el dogma, la disciplina eclesiástica, lex credendi y orandi; y también a los tradicionalistas, para que reconociesen la "accidentalidad" de las modificaciones introducidas en los sagrados ritos.
En 1975, la bula Apostolorum Limina de Pablo VI para la convocatoria del año santo, a propósito de la renovación litúrgica, observaba: "Estimamos extremadamente oportuno que esta obra sea reexaminada y reciba nuevas evoluciones, de modo que, basándose en lo que ha sido firmemente confirmado por la autoridad de la Iglesia, se pueda observar en todas partes los que son verdaderamente válidos y legítimos y continuar su aplicación con celo aún mayor, según las normas y los métodos aconsejados por la prudencia pastoral y por una verdadera piedad".
Omito las denuncias de abusos y sombras en la liturgia por parte de Juan Pablo II en muchas ocasiones, en particular en la Carta Vicesimus quintus annus, desde la entrada en vigor de la Constitución sobre liturgia. Benedicto XVI, por tanto, ha pretendido volver a examinar y dar nuevo impulso precisamente abriendo una ventana con el Motu proprio, para que poco a poco cambie el aire y encarrile en su sitio todo lo que ha ido más allá de la intención y la letra del Concilio Vaticano II, en continuidad con toda la tradición de la Iglesia.
-Usted ha afirmado muchas veces que en una correcta liturgia es necesario respetar los derechos de Dios. ¿Nos explica qué intenta sostener?
Bux: La liturgia, término que en griego indica la acción ritual de un pueblo que celebra, por ejemplo, sus fiestas, como sucedía en Atenas o como sucede aún hoy con la inauguración de las Olimpiadas u otras manifestaciones civiles, evidentemente está producida por el hombre. La sagrada liturgia, ostenta este atributo porque no está hecha a nuestra imagen – en tal caso el culto sería idolátrico, es decir, creado por nuestras manos – sino que está hecha por el Señor omnipotente: en el Antiguo Testamento, con su presencia indicaba a Moisés cómo debía predisponer en sus mínimos detalles el culto al Dios único, junto a su hermano Aarón. En el Nuevo Testamento, Jesús hizo otro tanto al defender el verdadero culto expulsando a los mercaderes del Templo y dando a los Apóstoles las disposiciones para la Cena pascual. La tradición apostólica ha recibido y relanzado el mandato de Jesucristo. Por tanto, la liturgia es sagrada, como dice Occidente, es divina, como dice Oriente, porque está instituida por Dios. San Benito la define Opus Dei, obra de Dios, a la que nada debe anteponerse. Precisamente la función mediadora entre Dios y el hombre, propia del sumo sacerdocio de Cristo, y ejercida en la y con la liturgia por el sacerdote ministro de la Iglesia, atestigua que la liturgia desciende del cielo, como dice la liturgia bizantina en base a la imagen del Apocalipsis. Es Dios quien la establece y por tanto indica cómo se le debe "adorar en espíritu y en verdad", es decir, en Jesús Hijo suyo y en el Espíritu Santo. Él tiene el derecho de ser adorado como Él quiere.
Sobre todo esto es necesaria una profunda reflexión, en cuanto que su olvido está en el origen de los abusos y de las profanaciones, ya descritas admirablemente en 2004 por la Instrucción Redemptionis Sacramentum de la Congregación para el Culto Divino. La recuperación del Ius divinum en la liturgia, contribuye mucho a respetarla como cosa sagrada, como prescribían las normas; pero también las nuevas deben volver a ser seguidas con espíritu de devoción y obediencia por parte de los ministros sagrados para edificación de todos los fieles y para ayudar a muchos que buscan a Dios a encontrarle vivo y verdadero en el culto divino de la Iglesia. Los obispos, los sacerdotes y los seminaristas deben volver a aprender y realizar los sagrados ritos con este espíritu, y contribuirán a la verdadera reforma querida por el Vaticano II y sobre todo a reavivar la fe que, como escribió el Santo Padre en la Carta a los Obispos del 10 de marzo de 2009, corre el riesgo de apagarse en muchas partes del mundo.
Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Inma Álvarez